Entre las últimas medidas anunciadas por el ministro de Economía y candidato a presidente, Sergio Massa, que forman parte del Programa de Fortalecimiento de Ingresos para las familias argentinas, se encuentra una nueva línea de créditos para trabajadores en relación de dependencia de hasta $400.000. Estas iniciativas forman parte de las estrategias más amplias para contener los impactos económicos de la devaluación, posterior a las elecciones PASO 2023, y el aumento significativo del índice de inflación.

Los trabajadores con ingresos de hasta $700.875, que sean aportantes al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), pueden acceder a estos préstamos con tasa subsidiada del 50% anual por el Estado Nacional que se podrá devolver en 24, 36 o 48 cuotas. Un dato a tener en cuenta es que los fondos se acreditan en la tarjeta de crédito del trabajador, en la misma cuenta donde recibe su salario.

Si analizamos esta medida desde la perspectiva estrictamente de los posibles tomadores de créditos, los trabajadores en relación de dependencia, la medida es, definitivamente, muy provechosa ya que al incorporar al análisis la inflación proyectada en relación con la tasa de interés fija de 50%, independientemente del añejamiento del préstamo (24, 36 ó 48 meses), podemos hablar más que de un crédito, de un subsidio directo cuando vemos el descuento de los flujos de esos créditos con respecto a la inflación.

Esto quiere decir que el crédito va a estar corriendo a una tasa de interés del 50%. Asumiendo un crédito de 400 mil pesos, implica una cuota aproximada de 26/27 mil pesos, que si mes por mes la vamos descontando para traer al valor presente esas cuotas por la inflación esperada, y luego hacemos el cálculo de ver realmente cuál es el valor presente de ese crédito con respecto al dinero que existiría como desembolso actual, vemos que hay una relación favorable entre lo que me van a otorgar actualmente y el flujo descontado por inflación de lo que voy a tener que abonar.

Esa cuenta, tomando una previsión de 150% para los próximos doce meses de inflación, 111% para el siguiente, 80% y 50% para los posteriores (esto solamente a efectos de hacer un ejemplo matemático, sin darle una relevancia crítica a la proyección de inflación), esto implica que haciendo el descuento intertemporal estamos hablando de un subsidio directo a través de ese financiamiento por parte del Gobierno para los tomadores de crédito de, aproximadamente, el 30%. Haciendo este cálculo, recibo 400 mil pesos y, haciendo el descuento de los flujos, termino pagando un número aproximado a los 280 mil pesos. Y termino obteniendo un beneficio de 120 mil pesos que es, más o menos, el 30% del crédito.

Con lo cual, si mis ingresos como trabajador en relación de dependencia acompañan uno a uno a la inflación (aunque sabemos que hay dificultad de que pueda suceder) pero simplificamos el ejercicio solamente, quiere decir que me voy a encontrar al final del camino con ese dinero excedente. Eso si lo vemos en materia de descuento intertemporal por un lado.

Después sí también hay que mencionar que, independientemente del endeudamiento que implique para las familias este crédito, no deja de implicar para sectores medios o medios bajos que ven mermados sus ingresos producto de la inflación acelerada de los últimos 30/45 días, esta compensación como ingreso directo puede ser un paliativo de ese tipo de incrementos de precios. Pudiendo, para aquellos sectores que están más afectados en lo que hace su consumo de productos básicos, estar más afectado este crédito a compensar esa capacidad de consumo, y poderla afrontar. 

Y para aquellos sectores que no estén tan afectados sí les puede permitir tomar hoy decisiones de consumo  qué tal vez no la están llevando adelante producto de falta de liquidez, de falta de dinero, o bien, producto de la incertidumbre electoral que este proceso implica. 

Con lo cual, este tipo de medidas puede llegar a afectar positivamente el consumo y ser también un sostén de corto plazo de la actividad para también, que lo que es individual y pasando un poco más a lo macro ser también una especie de sostén (insisto, de corto plazo) en términos paliativos del nivel de actividad y que la devaluación y posterior aceleración de la inflación no tenga un efecto tan recesivo como el que podría tener.