Sin lugar a dudas, la frase de la "Marcha peronista" que más disgusta a gran parte de los liberales de paladar negro argentino es la que reza “combatiendo al capital”. Pero nadie esperaba que la pandemia logrará que en los Estados Unidos, el presidente Joe Biden se transformara a los ojos del círculo rojo en un león herbívoro, acaso parecido al último Juan Domingo Perón

Las razones por las que el fantasma del peronismo recorre Washington son, sobre todo, económicas. Y es que la próxima suba de tasas de interés, que llevaría los tipos de cambio de casi el 0 que hoy fija la FED a más del 1% en 2022 se asemeja bastante a lo hecho por el Banco Central de Argentina, que paga tasas de interés por debajo de la inflación para desincentivar la especulación financiera y apostar a la economía real. 

Biden parece seguir el mismo libreto: en 2022, los norteamericanos contemplan un crecimiento del 4% y una inflación del 2,6%. Para aumentar aún más la peronización, afirman enojados muchos economistas liberales locales, lo hace adelantando para marzo de 2022 el tapering (retirada de estímulos), que es como la Fed denomina la compra de bonos para mantener bajas las tasas de interés, Desde marzo de 2020, en el primer pico de la pandemia en EE.UU y  con recesión, la Fed adquiere u$s 120.000 millones al mes. En los think tank de economistas locales creen que pagar tasas de interés por debajo de la inflación “es peronista”.  

Pero hay algo peor que Estados Unidos propone hacer: control de precios. Asi es lo que propone Isabella Weber, la economista demócrata que quiere un control de precios selectivo como una manera de frenar la inflación, la mas alta en 40 años. Weber tiene un libro sobre la transición al capitalismo de China en la etapa de Deng Xiaoping y sostiene que entonces si se aplicaron controles de precio eficaces.

La idea de Weber no es menor porque Mariana Mazzucato apoya la idea. Mazzucato, es otra economista que milita en el partido demócrata y es la inspiración económica del equipo del recientemente electo presidente de Chile Gabriel Boric, el otro cuco de los neoliberales locales. Biden ya pidió varias veces control sobre los precios del gas y el petróleo. 

Para colmo de males, el presidente norteamericano logró promulgar un plan de infraestructura con un presupuesto de 1,2 billones de dólares. En una ceremonia en el jardín de la Casa Blanca, con festejos similares a los de Alberto Fernández, CFK, Nestor Kirchner, Carlos Menem o el mismísimo Peron, festejó un plan de 120.000 millones de dólares para transporte público, ferrocarriles y vehículos eléctricos; 65.000 millones de dólares para garantizar acceso a Internet y 110.000 millones de dólares serán destinados a la construcción de carreteras. Además, estipula 550.000 millones de dólares en nuevas inversiones en infraestructuras para los próximos cinco años. Un plan quinquenal de pico y pala, pero de un lustro y “políticamente correcto”

Por último, Biden (el segundo católico que llegó a la Casa Blanca después de J.F. Kennedy) suele hablar con el presidente argentino de su “amigo común”, quien no es ni más ni menos que un peronista “primus inter pares”: el Papa Francisco. 

“El colmo sería que Biden diga en un discurso la única verdad es la realidad” dice enojado un economista televisivo que suele criticar al gobierno con fuerza. Una frase que quizás Biden, ya conozca.