La revelación efectuada este domingo por el portal “El cohete a la luna” que publicó una carta dirigida a la Comisión Bicameral de Seguimiento de los organismos de Inteligencia donde el periodista Carlos Pagni explica las alternativas de un encuentro privado con el por entonces titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) Gustavo Arribas, mostró la punta de un iceberg que deja en evidencia una hipótesis muy fundada sobre las verdaderas motivaciones del ex Señor 5 para la ejecución de su plan de espionaje sobre funcionarios y dirigentes políticos.

En la misiva, el periodista de La Nación cuenta detalles de la reunión llevada a cabo en el domicilio del funcionario el 5 de abril de 2017, que –según su relato- fue pedida por el propio Arribas a instancias de Mauricio Macri ya que pretendía interiorizarse acerca de lo publicado días antes en el matutino de la familia Mitre sobre el funcionamiento de la agencia y evaluar la presentación de la denuncia correspondiente.

Sin embargo, la carta da cuenta de una situación que el propio Pagni admite como fuera de todo contexto. “El escribano Arribas se refirió a que él presumía que el señor (José Luis) Vila pretendía su cargo. Debo confesarle que quedé sorprendido con esa afirmación, que era por completo impertinente a la conversación que estábamos teniendo y al motivo de la reunión”.

El aludido José Luis Vila es, ni más ni menos, que el ex funcionario del ministerio de Defensa que sufriera un atentado en su antiguo domicilio de la avenida Callao (donde se halló un pan de trotyl colocado por ex agentes de la AFI), volanteadas difamatorias, llamadas amenazantes y varias denuncias en su contra, como parte –según investiga la justicia federal- de un plan intimidatoria contra él y su familia.

“Para Arribas, Vila –cercano al radicalismo- representaba una amenaza latente porque es un hombre con mucho prestigio en el mundo de la inteligencia y sobrados pergaminos nacionales e internacionales que lo transformaban en un buen candidato para ocupar el sillón de 25 de mayo, además de contar con el apoyo de su amigo Enrique “Coti” Nosiglia”, relató a Data Clave una fuente con acceso al expediente.

No fue el único radical que sufrió en carne propia la condición de ser amigo del Coti y tener expertise institucional en el mundo del espionaje. El senador pampeano Juan Carlos Marino fue objeto de una denuncia por parte de una empleada de planta del Congreso que lo acuso por “abuso sexual”. Tanto el juzgado en el que recayó la denuncia, como la Cámara Federal que trató la apelación, tras analizar las pruebas y los testimonios, sobreseyeron al legislador radical. Marino nunca se pudo sacar de la cabeza que detrás de ese intento de escarnio público estuvo la mano de la AFI.

LA PRIMERA CARTA 

En realidad, la carta difundida por el portal de Horacio Verbitsky fue redactada en respuesta al requerimiento efectuado por la Bicameral, fechado el 19 de junio de 2020, que lleva la firma del diputado Leopoldo Moreau. En esa nota, la comisión parlamentaria le solicita a Pagni que corrobore la existencia de la mencionada reunión en casa de Arribas y los términos de lo declarado por Vila al momento de efectuar su presentación ante el cuerpo legislativo (cuyo facsímil se reproduce en EXCLUSIVO).

En esa taquigráfica, Vila sostiene que, al igual que a Pagni, a él también le llamó la atención que “Arribas le haya dicho eso sobre mí porque está claro que yo ni siquiera lo conozco al presidente Macri ¿cómo es posible que pueda haber tenido aspiraciones de ser jefe de inteligencia?”.

Aunque aún resta mucho por ventilar, es evidente que entre Arribas y los radicales amigos de Nosiglia no había una relación amigable. Y que ese encono pudo haber sido un disparador para su accionar cuestionado hoy por la justicia. “Durante el primer tramo de su gestión, Arribas puso en la mira a tres objetivos: uno fue Cristina Kirchner, el otro fue un sector del sindicalismo que podía disputarle algunos negocios a Macri y el tercero fueron aquellos sectores del radicalismo que podían molestar los objetivos políticos del presidente, en esa volteada cayeron Vila y Marino”, concluyó la fuente.

Lo que sigue a partir de esta semana son las estrategias que tanto Arribas como su segunda Silvia Majdalani desplegarán en el primer acto defensivo que tendrán el derecho de ejercer cuando enfrenten sus respectivas indagatorias. Hay quienes especulan con la posibilidad de que ambos alineen sus fuerzas para sortear el laberinto que seguramente hallarán ni bien tomen conocimiento del material recabado por la investigación. Pero también hay quienes sostienen que los dos funcionarios llevarán adelante movimientos independientes, a los fines de garantizarse cada uno la posibilidad de un salvataje individual a cualquier costo. La presencia de Alejandro Pérez Chada a la cabeza de la defensa del ex Señor 5 no dejan dudas respecto al interés particular que el ex presidente tiene por la suerte judicial de su amigo personal, en una causa que podría comprometerlo.