El vuelo entre Buenos Aires y Roma se extendió por aproximadamente 13 horas. El Airbus 330 de Aerolíneas Argentinas viajó con un aforo que no superó el 25 por ciento de su capacidad para albergar pasajeros. "Van a estar cómodos", les dijo a los cronistas que fueron ubicados en la parte posterior de la aeronave uno de los integrantes de la comitiva presidencial. Y así fue. Tanto los asientos dobles sobre los laterales, como la fila de cuatro ubicada en el medio, fueron ocupadas de modo individual por los y las periodistas que acompañan la gira europea; lo que les permitió transcurrir la travesía con mayor comodidad.

Antes del despegue, primero Santiago Cafiero y luego el propio Presidente saludaron a los hombres y mujeres de prensa y compartieron algunos minutos de charla distendida. Una hora después del despegue, el siempre bien dispuesto personal de Aerolíneas sirvió una opípara cena, que combinó ensaladas y fiambre para la entrada con una variedad de platos calientes que incluyó salmón, entrecot de ternera o pastas.

La cena de Aerolíneas Argentinas. Foto exclusiva de Data Clave.
La cena de Aerolíneas Argentinas. Foto exclusiva de Data Clave.

Como era esperable, sobrevino el sueño hasta que los rayos del sol comenzaron a colarse por las hendijas de las cortinas plásticas celosamente cerradas durante la noche. Entrada la mañana y tras el suculento desayuno, visitaron también "el fondo" de la nave la asesora presidencial Cecilia Nicolini y la portavoz presidencial Gabriela Cerruti.

Desayuno del avión de Aerolíneas Argentinas. Foto exclusiva de Data Clave.
Desayuno del avión de Aerolíneas Argentinas. Foto exclusiva de Data Clave.

Sobre el final del vuelo, Alberto Fernández volvió a visitar la parte posterior, pero esta vez con otro fin: utilizar uno de los baños del fondo (más espacioso que los delanteros) para acondicionarse el look, previo al aterrizaje y el desembarque que se produjo cerca de las cuatro de la tarde hora romana.