El arribo de Sergio Massa al gabinete nacional como superministro al frente de Economía, Producción y Agricultura, no solo le posibilitó al líder del Frente Renovador un fuerte reposicionamiento interno como parte de la coalición de gobierno. Significa, además, un claro salto rumbo al objetivo principal que el ahora funcional nacional persigue desde hace varios años: ser presidente.

Las cuentas son claras. Si la jugada sale bien, no hay dudas de que Massa se convertirá en un candidato de porte para las elecciones de 2023. Y es por eso que, desde algunos sectores internos, había cierta resistencia. Principalmente desde el lado de los gobernadores.

Sin embargo, el movimiento se impuso. Y de esta manera, Massa subió un escalón trascendental que se vio reconfirmado con la baja del dólar en la apertura de los mercados del viernes. Algo que, expone un panorama amigable para el ahora superministro.

Con el presidente Alberto Fernández de salida y la vice Cristina Fernández siempre con un as bajo la manga, lo que queda por ver es de qué manera se irán acomodando el resto de los actores políticos que buscan tener su lugar asegurado en la pelea interna por ser el principal candidato del FdT para 2023.

La primera confirmación es el repliegue de Daniel Scioli, quien luego de ser presentado con bombos y platillos como ministro de Producción, hace menos de 50 días, retornará a su anterior rol como embajador de Brasil, un lugar adonde fueron a buscarlo.

Se sabe, Scioli es uno de los políticos que más resiste los embates internos. Y poco se sabe de qué manera lo golpeará en la carrera. “No me siento eyectado del gobierno”, declaró en el mediodía del viernes en diálogo con TN.

Y aseguró: “Mi relación personal con él (Presidente) es impecable. Somos amigos. Tuvimos una conversación muy buena. Evaluamos juntos distintas alternativas para seguir trabajando juntos y llegamos a esta conclusión en un tema que había hablado con la vicepresidenta sobre mi rol y mi trabajo en Brasil”

Lo cierto es que Massa y Scioli no podían ser parte del mismo gabinete. Las diferencias entre ambos son enormes. Más, desde el lado del superministro. Algo que se extendía a través de todo el massismo y que, más allá de las cuestiones personales, afectaba a Massa en su camino al 2023.

Algo similar pasa con el gobernador chaqueño, Jorge Capitanich, quien sonaba para ocupar un rol preponderante como coordinador de ministros. Finalmente no se dio. Y, ahora, Coqui de seguro seguirá como pieza fundamental de la Liga de Gobernadores.

Su postura fue por omisión. A diferencia de una buena cantidad de dirigentes que tomaron la decisión de contar los beneficios del arribo de Massa, Capitanich calló.

Aunque respaldó al presidente al afirmar que “es necesario tomar decisiones. Nosotros (los gobernadores) hemos planteado el respaldo al Presidente para la toma de decisiones que sean inmediatas y que, objetivamente, tiendan a la estabilidad cambiaria como una precondición para garantizar estabilidad económica”. Coqui es, sin dudas, uno de los principales candidatos de Cristina. Y su suerte, como la del resto de los competidores, ahora quedará librada a cómo le vaya al líder del Frente Renovador.

Por su parte, quien tampoco emitió palabra al respecto fue Wado De Pedro. El ministro del interior viajó a Tucumán, donde inauguró Expointerior con el gobernador Osvaldo Jaldo y el jefe de Gabinete, Juan Manzur.

En su rol de equilibrista poco se sabe de cómo se moverá el funcionario nacional. Y cómo se articulará en ese rol de alivianar tensiones internas con la aparición de un superministro que viene a cumplir un rol de similares características políticas.