En la segunda vuelta de las elecciones de 2015, Mauricio Macri obtuvo en la provincia de Córdoba el 71,52% de los votos y le sacó a Daniel Scioli una diferencia de casi un millón de votos que fueron un aporte fundamental para finalmente imponerse en el balottage. Sólo en Santiago del Estero, donde el Frente para la Victoria logró el 72,9% de los sufragios hubo entonces una victoria más amplia.

En la primera vuelta de las elecciones generales que se disputaron el último domingo, el candidato más votado en Córdoba fue Javier Milei, quien logró el 33,54% de los sufragios, por encima inclusive del gobernador Juan Schiaretti, quien logró el 29,01%. Luego quedaron Patricia Bullrich con con el 22,62% y Sergio Massa, con el 13,42%.

Entre los tres primeros sumaron en la provincia mediterránea casi dos millones de votos. Los datos son evidentes: ese territorio hostil al peronismo/kirchnerismo de los últimos años se presenta de nuevo como el escenario clave que puede definir el resultado de la segunda vuelta presidencial del 19 de noviembre.

Después del descalabro que se produjo en Juntos por el Cambio durante la última semana por el apoyo de Bullrich a Milei, hasta ahora Schiaretti se mantuvo en un prudente silencio, aunque es conocido la excelente relación que mantiene con el ex presidente. El mandatario cordobés obtuvo en todo el país casi 1,8 millón de votos.

Entonces no se trata sólo de los votos cordobeses, sino lo que están juego son las adhesiones que el mandatario provincial obtuvo en el resto del territorio nacional. Más allá de la presciendencia de Schiaretti y del gobernador electo de Córdoba Martín Llaryora (se fueron juntos de viaje por 10 días) también adquiere importancia lo que sucederá con los dirigentes del peronismo de Córdoba que aparecen por debajo de la cúpula.

En esa línea adquiere trascendencia lo dicho por la diputada provincial Nadia Fernández, vicepresidenta de la legislatura Cordobesa y cuarta en la línea sucesoria de Schiaretti. No hay lugar a dudas que en esta coyuntura la mejor opción es Sergio Massa, esto implica el sostenimiento de todas las banderas levantadas hasta ahora por la provincia de Córdoba, aseguró en las últimas horas.

Uno puede tener diferencias con Massa, pero una cosa es discutir con él como presidente sobre los temas pendientes desde el gobierno nacional con Córdoba y otra cosa es hacerlo con alguien como Milei que propone una especie de estallido libertario, de anarcocapitalismo donde la gente que trabaja y que produce, los ciudadanos comunes no saben qué les va a pasar; en consecuencia, no hay lugar a dudas, subrayó la legisladora.

“Votar a Massa de ningún modo significa deponer esas discusiones, al contrario, es poner la agenda en un orden nacional muy interesante para que el centralismo porteño mire hacia el interior. Y en esta coyuntura, como dirigentes, hay que ser claros y después veremos como debatimos, como nos ponemos de acuerdo, pero la Argentina necesita certezas, fundamentalmente los que trabajan, los que producen y los que hacen el esfuerzo todos los días para salir adelante”, sentenció Fernández.

Las declaraciones de Fernández se suman, por ejemplo, a los del intendente peronista reelecto de Alta Gracia, Marcos Torres, quien también expresó su apoyo a Massa en la segunda vuelta del 19 de noviembre.

Hoy la mejor opción es Sergio Massa, aunque todos los peronistas tenemos que pelear y trabajar para que no se vuelva a repetir el mismo modelo kirchnerista que le hizo mal al país y a Córdoba, dijo el intendente de la sexta ciudad más poblada de Córdoba en declaraciones al sitio Letra.

Habrá que ver si en los próximos días otros dirigentes siguen el camino de Fernández y Torres y comienzan a empujar la balanza hacia el lado de Massa, para que no se vuelva a repetir el resultado fatídico de 2015.