A últimas horas del viernes, el fiscal de Transición de la Unidad Fiscal Salta, Carlos Amad, dio la orden de detención al ex juez, por una investigación en la que Solá Torino fue encontrado culpable de recibir una coima de un hombre condenado por narcotráfico. Antes de ser detenido, Solá Torino se quitó la vida en su domicilio de la ciudad capital de la provincia del norte argentino.

En marzo de 2016 el Tribunal Oral en los Criminal Federal sentenció una condena de seis años al ex juez federal. Ese mismo año, el magistrado presentó un recurso contra la condena y esperaba en libertad la definición de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Finalmente, la resolución de la CSJN fue publicada este mismo viernes y fue la base del pedido de detención formulado por la fiscalía. 

Según Amad, la causa “adquirió la calidad de cosa juzgada ya que se encuentra firme”. Y agregó que “el imputado agotó todos los remedios procesales para impugnarla”, por lo que insistió “sin más trámite, y a los fines del debido cumplimiento de la condena dictada en autos, se ordene la inmediata detención de José Antonio Solá Torino”. 

La acusación central contra el ex juez de Cámara giró en torno a las pruebas obtenidas, que daban cuenta de la intervención en maniobras fraudulentas que permitieron a Miguel Farfán, un hombre condenado en 1999 por el transporte de 400 kilos de cocaína, fugarse a partir de un escrito por el cual pagó 15 mil pesos al ex juez. En esa entonces, Solá Torino cumplía la función de juez de Ejecución y Sentencia.

La defensa intentó un recurso extraordinario ante la Corte Suprema que ayer, en un breve escrito, resolvió desestimar el pedido por un incumplimiento formal del planteo, dejando así firme el fallo condenatorio de 2016.

Los vínculos del juez con el poder

Solá Torino llegó al cargo de magistrado, luego de haber desempeñado en la década del 80 el cargo de ministro de Gobierno y Seguridad de la gestión de Roberto Romero, de quien también fue compañero de fórmula en las elecciones de 1990. 

La familia de Romero -uno de cuyos hijos, Juan Carlos, también gobernó la provincia y fue candidato a vice de Carlos Menem en 2003- ha tenido vínculos documentados con el narcotráfico. En el libro “Mamá Coca”, del investigador estadounidense Anthony Henman, se le imputa a Romero padre ese delito. El periodista Sergio Poma afirma en su investigación “Salta. El narcopoder” que los Romero (padre e hijo) aparecen desde hace años en los archivos de la DEA norteamericana por sus vínculos con el mundo de las drogas.

“Cocaína, dólares y política”, de Eduardo de Miguel y Gabriel Pasquini, y “Blanca y Radiante, mafias, poder y narcotráfico en la Argentina”, de los mismos autores, mencionan también a los Romero, y en particular a Roberto, por sus lazos con los narcos. Lo mismo hacen Hernán López Echagüe en “El otro”, Miguel Bonasso en “Don Alfredo”, Jorge Lanata en “Argentinos II” y Mauro Federico en “País Narco”.

Según documentos desclasificados por la Drug Enforcement Agency (DEA) estadounidense en el 2003 a pedido del periodista Rafael Saralegui, la organización de Romero padre utilizaba pistas secretas y empresas estatales para mover grandes cargamentos a Europa, Australia y Sudáfrica.

El primer indicio de los mencionados vínculos fue a mediados de los años 80, cuando un avión del, por entonces gobernador salteño, se estrelló en la zona de San Antonio de los Cobres con 200 kilos de cocaína. Jamás pudo quitarse la etiqueta de "narco".