La renuncia de Martín Guzmán como ministro de Economía eclipsó buena parte de lo que fue el acto de Cristina Fernández de Kirchner el pasado sábado en Ensenada. Se trató de un fuerte terremoto en la escala política del país con réplicas que se sucedieron durante las horas posteriores hasta que, finalmente, se tomó la decisión de poner a designar a Silvina Batakis como titular de la cartera. Lo que resta saber, claro, es si con este cambio la tierra deja de moverse.

Como primer dato de lo que vendrá, la exsecretaria de Provincias del Ministerio del Interior recopiló buenos augurios de todo el arco político interno del Frente de Todos. Y en medio de los roces internos, no es poco.

Justamente en esta línea se había expresado Juan José Mussi, el jefe comunal de Berazategui, quien fue uno de los dos intendentes (junto al anfitrión, Mario Secco) que acompañaron a la vicepresidenta en el acto en conmemoración al natalicio de Juan Domingo Perón sucedido en pasado sábado en Ensenada.

En un discurso de 15 minutos, previo a que tome la primera voz CFK, a Mussi le no le tembló el pulso para decir algo que piensan muchos de pares del GBA. “Desde abajo hacia arriba hay que consolidar la unidad. No la pido, la exijo. Y como peronista, me la merezco”.

Las palabras de Mussi, quien en las últimas encuestas de una consultora que mide la imagen de los intendentes con mejor imagen del GBA siempre integra el podio, fueron celebradas por todos los presentes. Incluso por la propia Cristina, a quien el intendente le dedicó algunas palabras de manera tácita: “En el peronismo puede haber mil divorcios, lo que no aceptamos es que abandonen a los hijos”. La frase caló hondo, y Mussi tuvo que mirarla para decirle: “Vos nunca nos abandonaste”.

Pero el mensaje había sido claro. Los intendentes, como Mussi, elevaron su comunicado y, de esa manera, demandaron por la unidad. Todos son conscientes de que, mientras más grande sea la brecha interna, menos chances hay de poder ganar en los territorios.

Me metieron a uno que me quiere pelear el año que viene. No es así. Estas cosas hay que charlarlas”, le dijo a Data Clave el jefe comunal de Salto, Ricardo Alessandro. La referencia era a un dirigente de La Cámpora. En los distritos hay bronca. Sienten que si se abre el juego interno, se dificultan las chances de aquellos que gobiernan hoy y que vienen apoyando al gobierno nacional y provincial pese a que, hacia adentro, tengan reparos.

Así también lo expresó Mussi. “Me enseñaron a ser vertical. Y si hay que tragarse un sapo, después nos tomamos un antiácido. Nunca más a los neoliberales. Nunca más un Macri. El peronismo es como un rio ancho y caudaloso. Cuando avanza, deja la basura al costado”.

El hilo rojo del PJ: por qué Mussi se convirtió en la voz de los intendentes que exigen unidad

La imagen es clara. La exigencia también: todos juntos y para adelante. “Lo que dijo el viejo es lo que pensamos buena parte de los intendentes. Acá no hay albertismo, kirchnerismo, cristinismo o evitismo. Esto es peronismo. Hay que ordenar y avanzar. Pero no nos podemos convertir en la telenovela de las cuatro de la tarde”, le dijo a este diario un intendente del FdT.

La palabra Mussi, que va por si quinto mandato como intendente, fue reivindicada a posteriori, como un mensaje desde el riñón de un pejotismo que entiende que para ganar, y más en este momento de hondas divisiones, hay que tener a todos adentro. “Los más equivocados de los peronistas, no van a ser como un gorila”, dijo.

La mirada del jefe comunal se convirtió en bandera interna para muchos dirigentes que tras los últimos hechos reclaman “menos personalismo y más peronismo”.