En el libro “Malvinas, la trama secreta”, sus autores (*) contaron que el General Lepoldo Galtieri, se sorprendió del tamaño de las islas. “Uy, que grande que son”, exclamó el presidente de facto, durante un sobre vuelo que hizo luego de la reconquista.

Algo de eso le debe estar pasando por estas horas al presidente electo, Javier Milei, quien, más allá de su idea de “achicar el Estado”, se está dando cuenta que necesita equipos técnicos para mover el aparato burocrático.

“Todo lo que pueda estar en manos privadas, estará en manos privada”, repite el líder libertario, para lanzar al ruedo la privatización de Aerolíneas Argentinas, AySA, los medios públicos, y la explotación del servicio ferroviario.

Aún aceptando esa premisa, Milei se topó con que necesita “gente de oficio” para cubrir muchas áreas del gobierno que son indelegables, como la AFIP, el ministerio de Economía, o el Banco Central como para empezar, sin ir a estamentos “mas bajos” pero igual de importantes, como el INTA, el INTI, o el Instituto Nacional de Vitivinicultura.

Los vaivenes en el nombramiento de Carolina Píparo al frente del Anses, desnudó cierta falta de capacidad de informar una vez que los hechos están confirmados.

La llegada de Luis Caputo, con un plan “de mercado” para solucionar la deuda de Leliqs, y sus antecedentes como negociador de la deuda tanto con privados como con el Fondo Monetario, llegaron justo cuando se pasaban nombres como el de Federico Sturzenneger, y en menor medida, Luciano Laspina.

Falta nombrar quién será el presidente de la Cámara de Diputados, donde giran los nombres de Miguel Ángel Pichetto, Florencio Randazzo, y Cristian Ritondo, pero también, quién se hará cargo de la bancada de La Libertad Avanza tanto en Diputados como en el Senado.

Estas “idas y vueltas” en el armado del gabinete no son patrimonio solo de una fuerza electoral que se armó en solo dos años. El ex candidato a Jefe de Gobierno porteño, Leandro Santoro, reconoció en más de una vez que él no formó parte del gobierno de Alberto Fernández “porque no pidió nada”.

Alguna vez alguien explicará como pasó Martín Guzmán de ser ayudante de cátedra en una universidad en los Estados Unidos a ministro de Economía, o Martín Insaurralde, que podía manejar la Jefatura de Gabinete de la provincia de Buenos Aires por chat.

Mientras tanto, Milei tiene hasta el 9 de diciembre para ir armando su equipo de gobierno, que de seguro, no será con el que termine su mandato.

(*)  Libro de Eduardo van der Kooy, Oscar Raúl Cardoso y Ricardo Kirschbaum