El diputado nacional, Javier Milei, ganó el balotaje presidencial y desde el 10/12 será el nuevo presidente de los argentinos. La noticia en la provincia de Buenos Aires cayó como un baldazo de agua más que fría. Más bien, congelada. Y el golpe se sintió. En la previa, el gobernador Axel Kicllof había sido claro al afirmar que la “la Provincia no se salva sola”. Y, ahora, en la teoría, desde el ejecutivo bonaerense entienden que se vienen tiempos difíciles para el territorio.

Kicillof tenía claro que se jugaba mucho para la Provincia en esta elección. El mandatario sabía muy bien que, más allá de su contundente triunfo, que le posibilitó la reelección local, un triunfo de Milei significaba la dura tarea de llevar adelante la Provincia sin contar con el apoyo de la Nación; una situación que, desde el regreso de la democracia, solo se vivió una vez, en 1999, cuando ganó Fernando De la Rúa (Alianza) la Nación y Carlos Ruckauf (PJ) la Provincia. Lo que siguió es historia.

Para colmo, el gobernador, quien se puso al frente de la campaña para e instruyó a los intendentes a salir a buscar el voto de todos, no pudo aportar un apoyo contundente desde su territorio. Y aquella idea de los 20 puntos de distancia que se pretendían para poder dar el golpe nacional se desinfló.

Hoy el pueblo argentino votó en paz y eligió a un nuevo presidente, Javier Milei, al que reconocemos y felicitamos. También hoy, la mayoría de los bonaerenses ratificó el proyecto reelecto en octubre, en favor de los derechos, de la producción, el trabajo y de un futuro mejor para todos”, manifestó el gobernador en sus redes sociales.

Pese a que el dato es cierto, la victoria tuvo gusto a derrota. En la Provincia, Unión por la Patria ganó solo por el 1.5 por ciento de los votos de diferencia y en el 80 por ciento de los distritos se impuso Milei. 

Seguiremos trabajando para honrar ese compromiso asumido con el pueblo de la Provincia por los próximos 4 años. A 40 años de la recuperación de la democracia, también quiero ratificar nuestro juramento de respetar y hacer respetar la Constitución nacional, la de nuestra provincia y nuestro compromiso irrestricto con la memoria, la verdad y la justicia”, agregó el mandatario.

Kicillof tendrá por delante el difícil camino de comandar una Provincia compleja que no contará con el respaldo de la Nación y que, además, deberá transitar el incómodo camino de la reorganización política territorial. Algo que, según le anticiparon a Data Clave, será con buena parte del PRO en alianza legislativa con La Libertad Avanza.

Pero no solo eso. El mandatario provincial deberá también asumir un rol involuntario: el de figura central de la oposición. Y, además, ser el referente nacional del PJ tras el duro golpe recibido por Sergio Massa

Se sabe, la Provincia, será la fortaleza del peronismo. Y, desde allí, se empezará a ser oposición nacional desde el día cero con el objetivo claro de sumar los acuerdos necesarios con algunos sectores del radicalismo para dar la primera batalla en 2025.

Y más. Kicillof encabezará una renovación interna del PJ que, en los hechos, ya sucedió con algunas decisiones y posturas hacia adentro en la previa de las elecciones. 

Un cambio interno en el que habrá que ver cómo se acomoden aquellos a quienes el voto popular les dio la espalda rumbo a un 2027 que, quiera o no, y de contar con una gestión de mínima aceptable lo tendrá como principal referente para devolverle el poder nacional al peronismo.