Días atrás estalló la polémica en la Patagonia debido a una protesta en Lago Escondido, el espejo de agua que se encuentra a 40 kilómetros de El Bolsón y que desde hace años está ocupado por el magnate inglés Joe Lewis, que es propietario de tierras aledañas e interrumpe el libre acceso al lugar.

Fue noticia la marcha y las amenazas recibidas por parte de custodios armados del lugar hacia los manifestantes, que reclaman que se cumpla la ley: los recursos naturales son de dominio público, por lo que no puede coartarse el acceso a los mismos.

Al respecto, el viceministro de Ambiente de la Nación, Sergio Federovisky aseguró que en diálogo con el programa WakeUp de Fm Delta que “No hay dudas de que ahí tenemos una deuda como Estado. No es específicamente ambiental o sobre quién tiene la propiedad de la tierra. Es una deuda ideológica”.

Y agregó: ´”’En cuestiones como el ambiente no se puede supeditar el bien común al interés particular del mercado’ dice el Papa y creo que allí está resumido. El hecho de que los poderes fácticos no actúen frente a Lewis con la potencia que sí actúan frente a las comunidades mapuches. Es claro que hay una cuestión ideológica”.

De esta manera, el funcionario nacional tomó distancia de los dichos de la gobernadora rionegrina, Arabela Carreras, quien había señalado que la marcha contra Lewis era de índole “ideológica” y que “alteraba la paz de los vecinos del lugar”.

Lejos de la postura de la mandataria, Federovisky disparó: “El déficit es de varios eslabones. Más que con el accionar tiene que ver con lo simbólico. Una comunidad mapuche que discute la pertenencia de las tierras ancestrales contra un ejército de ocupación y sin embargo un magnate que compra tierras y decide que la comunidad no puede acceder a un territorio que por ley es común, es apenas un infractor y no se le imponen las exigencias que deberían dese la fuerza pública. Hay una diferencia de tratamiento respecto del poderoso y el débil sobre la cual deberíamos reflexionar”.

Cabe recordar que Lewis es propietario de casi 12 mil hectáreas en la zona de frontera que rodea el Lago, y sus empleados amenazaron a los manifestantes para que terminaran con la marcha.