Una de nuestras casas”. Así definió la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner a Avellaneda en aquel plenario que la CTA celebró en junio. Ese encuentro quedó marcado como el día en el que se reabrieron las heridas internas entre La Cámpora y el Movimiento Evita luego de que la expresidenta blanqueara que los planes sociales deberían ser controlados por el Estado.

La rencilla, que continúa al día de hoy, y sigue sumando capítulos, es una de las principales desventajas políticas por las que el Frente de Todos no puede aprovechar las diferencias existentes entre los distintos espacios de Juntos y también dentro del PRO.

Por esta situación, el oficialismo necesita bajar la barrera, armar una fortaleza y no dejar que el PRO cruce el Puente Pueyrredón. La diferencia cosechada en las últimas elecciones a nivel local (9 puntos) obligó a que el intendente con pedido de licencia y hasta ahora ministro de Desarrollo Territorial, Jorge Ferraresi, no pueda tomarse ni un minuto más afuera de su pago chico y deba retornar al distrito.

Pero no se trata solo de una vuelta. Ferraresi, como lo hizo Juanchi Zabaleta, no solo regresó a dar la pelea a nivel local. También logró despojarse de aquel rol de “albertista” que emprendió ni bien entró en el gobierno. Y por el cual incluso pidió ocho años de Alberto Fernández en el gobierno. Algo que, en la actualidad, no lo identifica.

"Agradezco profunda y sinceramente el trabajo realizado por Jorge Ferraresi y valoro su compromiso político en el tiempo tan difícil en que nos tocó gobernar. Su esfuerzo fue esencial para avanzar en la transformación estructural de nuestra Argentina", señaló Fernández para dar a conocer su salida.

El intendente ahora juega solo. Y puede elegir cómo pararse. Algo que hizo siempre. Y que, tras delegar en la figura de Alejo Chornobroff, pero en realidad en su pareja, la jefa de Gabinete local, Magdalena Sierra, ahora lo pone de nuevo presto a dar la pelea como parte de la cuna del cristinismo.

"La vuelta de Jorge estaba pactada para noviembre desde hace tiempo. Y así será. No podemos perder tiempo. En Avellaneda se juega mucho. y con él nos aseguramos ganar el distrito", le dice a Data Clave u nconcejal del oficialismo.

La estrategia es clara: Ferraresi vuelve antes de lo planeado para poder desligarse lo máximo posible de un gobierno nacional que hoy no da los votos a nivel local.

Ahora, el jefe comunal retomará el rol principal, algo que en los hechos nunca dejó. Pero que lo pondrán nuevamente al frente de la campaña. Desde adentro. Con el roce diario del territorio.

Y pese a que el PRO no cuenta con un candidato de peso propio, como pasó con la exsenadora PRO, Gladys González, y el radical Luis Otero, Ferraresi no quiere perder pisada. El jefe comunal sabe que más allá de lo que él quiera hacer, tiene un futuro candidato interno a la espera. Se trata de Emmanuel González Santalla, el senador bonaerense de La Cámpora que más temprano que tarde saldrá a buscar un lugar.

Desde el PRO la competencia está entre el presidente del bloque del partido amarillo en el HCD, Maxi Gallucci, referenciado con Diego Santilli, y Lucas Yacob, que juega a favor de Cristian Ritondo. En el radicalismo, tras la salida de Otero, quedaron el edil Fernando Landaburu como parte de la UCR oficial y Rodrigo Galetovich, como parte de Evolución.

Lo que queda por delante es ver si otros jefes comunales nacional y provinciales también pegan la vuelta con la intención de poder fortalecer sus distritos camino al 2023.