Los resultados de los comicios realizados este domingo en Chaco dejaron varias certezas. Más allá de la derrota de Jorge Capitanich y de la llegada de Leandro Zdero, un nuevo gobernador radical, el peronismo sumó su sexta derrota provincial y, de confirmarse en octubre los resultados de las PASO en Entre Ríos, podría alcanzar la séptima.

Se trata, sin dudas, de un golpazo para un movimiento que, más allá del color político presidencial, siempre supo conservar el poder territorial. De hecho, el la nueva asunción de mandatos de diciembre, podría contar con solo el 33 por ciento de las provincias en su favor. Una cifra muy baja teniendo en cuenta lo antes expresado.

Hasta el momento, el peronismo conserva el poder de Santiago del Estero (vota gobernador en 2025), Formosa, La Rioja, La Pampa, Tierra del Fuego y Tucumán. En octubre podría revalidar en Buenos Aires y Catamarca, donde ya ganó las PASO. De esa manera, conseguiría seguir gobernando en 8 jurisdicciones, una cantidad incluso menor que lo conseguido en 2015 cuando Mauricio Macri ganó la elección nacional.

A las provincias mencionadas podrían sumarse Salta y Misiones como aliados, pero lo cierto es que el poder central solo quedaría reflejado en una tercera parte de las jurisdicciones. Igual cantidad que lo que podría cosechar Juntos en caso de triunfar en Entre Ríos.

Lo de Chaco fue la crónica de una caída anunciada. Los resultados de las PASO habían dejado a Capitanich en una situación compleja. Sin embargo, todavía quedaba la esperanza de forzar un balotaje. Pero no se dio y, de esta manera, la provincia cambiará de color político tras 16 años de gobierno entre el actual mandatario y Domingo Peppo.

Los comicios locales también sirvieron para demostrar que la estrategia de desvincularse de la Nación no fue la mejor decisión. Sucede que en Chaco, en las PASO del pasado 13 de agosto, Unión por la Patria sumó el 34 por ciento de los votos y se convirtió en una de las pocas provincias que el peronismo pudo pintar de azul en el mapa electoral. incluso, con una diferencia de más de seis puntos con respecto a La Libertad Avanza, que fue el principal perseguidor. 

La principal carta de la derrota de Capitanich pasó por la caída en los dos distritos de mayor porte (Resistencia y Roque Sáenz Peña). En ambas ciudades, por una distancia categórica.

Panorama

Para colmo, la victoria de Juntos revitalizó la alicaída campaña electoral de Patricia Bullrich. Un envión anímico justo para un momento en el que, incluso desde adentro de Juntos, hay sectores que se ven afuera del balotaje. 

Con la derrota, el peronismo sufrió el sexto traspié provincial: Santa Cruz, San Juan, San Luis, Santa Fe y Chubut. En algunos casos con números sorprendentes si se tiene en cuenta que, por ejemplo, en territorio puntano se cortó con 40 años de gobierno entre los hermanos Adolfo y Alberto Rodríguez Saá. O, en Santa Cruz, donde el kirchnerismo perdió su cuna tras 32 años de mandatos consecutivos.

Además, cabe mencionar, que el peronismo viene de ganar en las PASO nacionales en solo cinco provincias: Buenos Aires, Catamarca, Santiago del Estero, Chaco y Formosa.