Como parte de su estrategia electoral, Juntos elaboró una campaña con fuerte foco en captar el voto de aquellos vecinos del Conurbano hartos de la inseguridad. Tanto Néstor Grindetti como Diego Santilli recorrieron diferentes puntos neurálgicos del Gran Buenos Aires con el objetivo claro de poder ser una opción para una problemática que lleva años y no consigue una solución concreta.

En ese marco, y con la gestión de cercanía en CABA como modelo, el plan consistió en tratar de dar un golpe en algunos distritos claves e intentar elevar el techo en otros distritos de fuerte raíz peronista para poder dar la pelea en los diferentes concejos deliberantes.

Sin embargo, las cosas no salieron según lo planeado. Y los resultados fueron contundentes. Juntos logró sostener, en su sumatoria de candidatos, cuatro de los cinco distritos del Conurbano donde es gobierno: San Isidro, Vicente López, San Miguel y Tres de Febrero. Y cayó en Lanús, justamente en el distrito donde gobierna Néstor Grindetti. Una derrota que, desde adentro, entienden que no tendrá su correlato en las generales cuando el peronismo deba acompañar al ganador de las cuatro listas que se presentaron.

Lo cierto es que la alianza entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica consiguió quedarse con la victoria en Ituzaingó y Morón, dos distritos en los que será difícil mantenerse arriba en las generales, pero en los que trabajarán para consolidar un voto que, justamente, sí estuvo vinculado a la campaña en torno a la inseguridad.

En los 17 distritos restantes los resultados no fueron buenos. Sobre todo, si se tiene en cuenta que en más de la mitad, en nueve, Juntos terminó en tercer lugar. Por debajo de la Libertad Avanza. Se trató, sin dudas, de un golpe inesperado que obligó a los referentes locales cambiar la estrategia con el fin, ya no de ganar la compulsa, sino de poder lograr captar parte de los votos de la rama libertaria.

Se dio un voto bronca a nivel nacional que arrastró la boleta en algunos distritos más pobres del Conurbano, pero sabemos que eso será difícil de mantener y que nuestro laburo ahora es salir a militar el voto de toda una masa que demostró estar en desacuerdo con las políticas de los intendentes y de la Provincia”, le dijo a Data Clave un referente del PRO en la primera sección. 

Y agregó: “El desafío en mantener lo propio, fidelizar el voto de Juntos y poder lograr un corte favorable para aquel que siga firme en su deseo de elegir a (Javier) Milei”. Lo que está en juego es la representación en los concejos deliberantes. La forma en la que la oposición puede dar su pelea a nivel local.

Las derrotas más duras de Juntos se dieron en José C Paz, Malvinas Argentinas, Merlo, Moreno, Berazategui, Ezeiza, Esteban Echeverría, Florencio Varela y La Matanza, donde la sumatoria de los candidatos quedó tercera. En Moreno y Ezeiza ni siquiera se alcanzó el 20 por ciento de los votos.

Donde logró ocupar el segundo puesto, la caída también fue implacable. En Hurlingham, por 27 puntos; en Tigre, por 24; en San Fernando 28. Los únicos dos distritos en los que Juntos pudo dar una pelea digna fueron San Martín y Quilmes. En este último caso, el exjefe comunal Martiniano Molina logró quedarse con la contienda interna y se ubicó a solo 6 puntos de Mayra Mendoza.

Esta realidad dejó a Juntos en un lugar incómodo en ciertos municipios. Para colmo, la disputa interna entre Grindetti y Santilli aún no terminó. Sucede que todavía quedan 400 mil votos por escrutar en una elección en la que el jefe comunal de Lanús se impuso por solo 19 mil

Veo cierta intención en algunos dirigentes políticos de nuestro espacio de tratar de reinterpretar los resultados, hay que dejar las mezquindades políticas de lado y construir una mayoría que le gane a Kicillof en octubre y que el cambio sea irreversible”, sostuvo el diputado bonaerense Adrián Urrelli, una de las principales espadas de Grindetti en la Provincia.

El desafío principal, sin dudas, será mantener el voto de aquellos que perdieron la interna. Algo que tampoco tiene asegurado.