En pleno año electoral y con una crisis palpable a nivel económico y social, la política no está ajena a los vaivenes de la realidad argentina. En efecto, a tan solo 4 meses de las PASO, no hay definiciones en uno y otro lado de la grieta. El Frente de Todos y Juntos por el Cambio están inmersos en sus propias internas, mientras el día a día impone otra agenda al resto de la sociedad. Y en algún momento, alguien pagará las facturas, cuando lleguen. La indecisión no es gratis con una inflación mensual promedio de más del 7%.

Ante este escenario, el oficialismo es sin dudas el que atraviesa la situación más compleja, más allá del chisporroteo opositor. Además de las diferencias políticas del frente de gobierno, deben solucionar el sinfín de problemas que presenta la coyuntura, potenciados por una herencia que data de bastante más que los 4 años que señalan casi como un mantra en las inmediaciones de la Rosada. En cualquier caso, la interna del peronismo es más que un obstáculo para la gestión, pero también lo es para la conformación de una estrategia electoral.

No es menor que en la mitad de abril no se sepa si el presidente Alberto Fernández irá por la reelección o no. Es cierto, no es solo por el contexto desfavorable, es innegable que a esta altura hay una especulación y táctica política detrás. Es sencillo: el primero que ponga su candidato al asador, será quien se queme más rápido. Esta es casi una estrategia que utilizan en espejo el FdT y JxC, aquellos que se presume corren con más chances, pese a que los libertarios liderados por Javier Milei son una amenaza latente y concreta.

Así, con buena parte del Frente de Todos esperando una respuesta casi mesiánica de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner o, en su defecto, un renunciamiento histórico de Alberto a ir por un segundo mandato, hay un actor menospreciado por el kirchnerismo que viene haciendo un no tan silencioso trabajo, Un underdog, que ya fue candidato sin apoyo del núcleo duro K y que ante la magra oferta del peronismo, vuelve a cobrar fuerza. Es también uno de los leales, pese a que no jugaron limpio con él. “Cuenten conmigo, como siempre”, avisó semanas atrás.

Scioli se convirtió en uno de los funcionarios de más alto perfil de Alberto Fernández.
Scioli se convirtió en uno de los funcionarios de más alto perfil de Alberto Fernández.

Se trata del embajador en Brasil y exgobernador bonaerense, Daniel Scioli. El ‘Pichichi’ está de campaña, sin hacerla oficial, pero con presencia en el territorio y en redes sociales. Hasta en medios de comunicación, está lanzado. Y si bien no esperó la bendición de nadie para hacerlo, sí avisó. Según pudo saber Data Clave, Scioli le comunicó al Presidente y a los popes del FdT sobre cada uno de sus pasos. Su acercamiento con La Cámpora vía Mayra Mendoza y las reuniones con los gobernadores díscolos Omar Perotti y Gustavo Bordet.

Soy el candidato que representa la sensatez, el sentido común, el pragmatismo, la conciliación, la unión de los argentinos, y fundamentalmente lo que he demostrado todos estos años, la capacidad de hablar con todos los sectores políticos, sociales, empresarios, y hablar con el mundo, tan importante por los desafíos que tenemos por delante en la Argentina", aseguró Scioli en una entrevista mano a mano con Marcelo Bonelli.

Sin embargo, si hay un mal recurrente en la política es el ego. El “despertar” de Scioli, un viejo conocido del peronismo y también de la sociedad, no cayó del todo bien al Presidente. En su propia indefinición, la voluntad manifiesta del embajador caló hondo en sus inseguridades. Incluso ya le comentó a los dirigentes de máxima confianza, el canciller Santiago Cafiero y la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz. Ambos trataron de disuadirlo de sus miedos, porque además creen en las posibilidades del Pichichi”.

Rivales y enemistados en 2019, hoy, Scioli y Massa integran el gobierno y ambos suenan como candidatos.
Rivales y enemistados en 2019, hoy, Scioli y Massa integran el gobierno y ambos suenan como candidatos.

Sucede que la debacle económica que todos reconocen puertas adentro del gobierno, reduce de manera notable las chances electorales del ministro del área, Sergio Massa. Por más que reconocen que no es su exclusiva responsabilidad, la suba de precios disparada hace difícil su candidatura presidencial. “Con una inflación del 7% mensual, es muy complicado”, señalaron a este medio desde uno de los despachos de la Rosada. Muy lejos quedó aquella versión del “superministro”. No le sueltan la mano, pero a la par construyen una alternativa.

La rareza de los “celos” de Alberto Fernández es que para la opinión pública, Scioli es un granadero del Presidente. Incluso el propio embajador aclaró que se presentará solo si el mandatario declina sus aspiraciones. Claro que en política nada está escrito sobre piedra. Si los números le dan bien y la gente lo acompaña, puede cobrar fuerza propia su candidatura. Ni hablar si esta vez cuenta con la venia de CFK, que hasta ahora mantiene el misterio y deja correr a otro funcionario, el ministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro.

Ante este panorama, Fernández deberá sortear no solo las inclemencias coyunturales de una economía frágil sino también soportar los embates de una interna feroz, magnificada por sus propias inseguridades. Si no caza los fantasmas a tiempo, la película puede virar con velocidad del suspenso al terror. Y nada paraliza más que el miedo. Hoy, frenar es un lujo que el gobierno no tiene permitido.