En la Argentina actual, es casi imposible leer cualquier situación sin caer en la tan mentada grieta. Aún en tiempos de pandemia, las diferencias -a priori- irreconciliables entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio están a la orden del día. Y muchas veces, son un obstáculo en lo que tiene que ver con la gestión sanitaria. Sin ir más lejos, la cuestión de las clases presenciales en CABA terminó judicializada. 

Este panorama se repite en la provincia de Buenos Aires, donde el Gobernador Axel Kicillof encuentra cierta resistencia al momento de implementar medidas en los intendentes opositores. Principalmente, el grueso del rechazo se produce entre los jefes comunales del PRO, en especial aquellos que pertenecen al Grupo Dorrego, con intendentes del conurbano, que son aquellos de más alto perfil y que además están jugando en su propia interna partidaria. En ese lote de duros también está el radical de San Isidro, Gustavo Posse, que también intenta hacerse un lugar en la discusión política doméstica.

Luego, en el interior de la provincia, aparecen varios alcaldes más dialoguistas y esta actitud es remarcada por el Ejecutivo provincial. Días atrás, el propio Kicillof mencionaba “sin ánimos de generar una controversia, tenemos muy buena recepción con muchos municipios radicales” respecto de las restricciones en línea con el DNU de Nación. Esta actitud contrasta tanto con la del Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez, como alcaldes del conurbano bonaerense como Jorge Macri (Vicente López) o Julio Garro (La Plata). 

“Nosotros tenemos un buen vínculo con la Provincia, más allá de alguna diferencia que podemos tener en algunos puntos, como he marcado con el tema de la vacunación. Pero en el día a día trabajamos bien, tanto con Bianco, Gollan y otros ministros. Nos atienden siempre y nos sentimos acompañados, en cierta medida. No hemos tenido ningún inconveniente”, señaló a Data Clave el intendente de Chacabuco, Víctor Aiola (UCR).

En tanto, Guillermo Pacheco (UCR) de Pellegrini apuntó a este medio que "nosotros tenemos una relación madura, institucionalmente muy sólida. Mantenemos un buen ida y vuelta no solo con el Gobernador, sino también con (Carlos) Bianco y el resto de los ministros. Lo mismo con segundas y terceras líneas del gobierno, con quienes venimos trabajando desde hace muchos años y de muy buena manera".

Asimismo, el alcalde agregó: “por supuesto hay dificultades propias de estos días, donde tenemos la atención enfocada en lo sanitario desde hace más de un año. Pero de todas formas hemos mantenido la ejecución a través de convenios y el Fondo de Infraestructura Municipal, que el año pasado lo cobramos perfectamente y ya estamos recibiendo el de este año”.

Sentenció: “estamos trabajando en cada una de las áreas y responsabilidades de gobierno, tanto municipal y provincial, que encaminan una relación madura”.

Por su parte, Daniel Cappelleti de Brandsen expresó a data Clave que “venimos mejorando al relación con el Gobernador y los ministros, con quienes dialogamos e intercambiamos opiniones. Excepto con algunos ministerios, con los que esperamos corregir esa situación, como con el ministro de Seguridad, con quien espero poder sentarme a discutir algunas cosas y planificar acciones para Branden como el mejoramiento de los móviles y equipamiento para el personal. Tenemos que poder dialogar los intendentes con el ministro”.

Y añadió: “Nos puso muy contentos el último Zoom con el gobernador, más allá de que uno pueda compartir o no lo que se dice, pero participamos los 135 intendentes. Fue una muy buena reunión, porque se nos escuchó a todos atentamente y tomó distintas decisiones al respecto. Lo valoro enormemente. La democracia, la situación económica y sanitaria requieren de gestos como estos. Se estuvo a la altura de las circunstancias”.

El dilema de los alcaldes PRO

No es menor el detalle de que los intendentes más abiertos al diálogo en Juntos por el Cambio pertenecen a la Unión Cívica Radical. El perfil más dialoguista del partido se definió en la interna que terminó ganando por estrecho margen el diputado provincial Maximiliano Abad por sobre el jefe comunal de San Isidro, Gustavo Posse. Esta apertura es la que se percibe en general en los municipios radicales.

Distinta es la historia en los distritos PRO, donde la gran mayoría se alineó con el ala dura del partido, en esa rencilla interna que tienen entre halcones y palomas, que lentamente se vuelca hacia el ala más combativa. El corte de lanza del Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta dejó un poco huérfano el espacio más conciliador, que hoy parece encabezar la exgobernadora María Eugenia Vidal, aunque es del riñón del mandamás de Ciudad.

No obstante, cuando la situación apremia, los intendentes amarillos terminan acompañando las medidas, como ocurrió en Bahía Blanca, donde el jefe comunal Héctor Gay aceptó bajar a Fase 2 y suspender las clases “sin estar de acuerdo”, porque “los números mandan”. En su momento, también el alcalde de Olavarría, Ezequiel Galli, impuso restricciones por su cuenta ante el aumento de casos y la decisión fue saludada desde Provincia.
 

"Trabajamos permanentemente en coordinación con la Provincia. Desde el municipio apuntamos al diálogo y reconstruir, en un momento como este de pandemia, donde tenemos que estar todos juntos", subrayó a Data Clave el intendente de Azul, Hernán Bertellys (PRO). Aunque aclaró: "algunas decisiones políticas que se toman las desconocemos".