Quién es el cura vinculado a Villarruel y al posible embajador en el Vaticano, que reza con un rosario de balas
Javier Olivera Ravasi, párroco de la Iglesia de "San Juan de la Luz" del Barrio cerrado San Benito, es un protegido del mega empresario de la construcción Jorge O´Reilly, quien a su vez pretende ser el representante diplomático de la Argentina ante la Santa Sede. Una relación atravesada por el catolicismo preconciliar del Instituto del Verbo Encarnado y el lefrebvrismo y la ambición de poder político y económico. Hijo de un condenado a perpetua por delitos de lesa humanidad, fundó su propia orden y es un influencer en las redes sociales, de vínculos estrechos con la vicepresidenta.
Una mujer joven espera a un sacerdote en la sacristía de una parroquia de su barrio. Los minutos son largos y entonces mira a su alrededor: sobre la puerta una cruz de “San Benito” como escudo contra el Maligno; en una pequeña mesa algunas fotos en portarretratos muestran a un joven clérigo en diferentes situaciones familiares, sociales y de investidura. Más allá, una repisa con algunos pocos libros en cuya solapa se ve el mismo rostro de las fotos y en el mismo estante un rosario que parece de metal. La mujer se para y se acerca para mirarlo. Es un rosario hecho con balas.
Es la parroquia “San Juan de la Luz”, inaugurada en 2017 en el Barrio Privado "San Benito" y que está bajo la órbita del Obispado de Zárate-Campana. Su capellán es Javier Olivera Ravasi. El mismo de las fotos, los libros y el dueño del rosario. El que llegó allí gracias a los vínculos directos con el poder político y empresarial, muchos de ellos heredados de sus padres.
El párroco y su historia familiar
Olivera Ravassi es un sanjuanino nacido el 12 de septiembre de 1977. Su lugar de nacimiento tuvo que ver con el destino militar de su padre, Jorge Olivera, quien pasaría a la historia reciente con el apodo de "El Carnicero" por su afición por cortar y poner "carne a la parrilla", tal como se mentaba por entonces a las mesas de tortura en los Centros Clandestinos de Detención.
Olivera padre nació en Posadas en 1950 y era a su vez hijo de un gendarme. Egresó del Colegio Militar en 1971 y su primer destino fue un regimiento de Junín de los Andes, en Neuquén. En 1975 su destino fue San Juan, donde fue jefe de inteligencia del Regimiento de Infantería de Montaña 22. Tuvo tiempo para el amor y coincidió sentimentalmente con una joven psicóloga quien como él, recién había llegado a la provincia.
Marta Ravasi, la madre de Javier, trabajaba en el gabinete de psicología de la Universidad Nacional de San Juan, eran los albores de la dictadura y ya entonces se sospechaba que era informante del Ejército pues, a pocos días del golpe del 24 de marzo del 76 la mayor parte de sus compañeros fueron detenidos e interrogados por militares que demostraron tener datos precisos. Con los militares en el poder, fue designada interventora de la Dirección de Protección del Menor, donde también fue sindicada como informante.
Jorge y Marta se casaron a fines del 76 y en septiembre del 77 nació su primogénito, al que llamaron Javier Olivera Ravasi. Estuvieron poco tiempo más en San Juan pues la familia tuvo otros destinos en La Plata, Posadas y Corrientes. Llegada la democracia, Olivera ocupó un puesto en el comando de paracaidistas de Córdoba y en 1987 y estando aún en ese puesto se plegó a la rebelión carapintada promovida por Aldo Rico. Y, a consecuencia de las leyes de Obediencia Debida y Punto final, los procesos por delitos de lesa humanidad quedaron en la nada, para fortuna de Olivera, quien pocos años después se recibió de abogado.
Los fantasmas del pasado parecían haber quedado atrás para Jorge Olivera, cuando era uno de los jefes del RIM22 y responsable del área 332 a la que correspondía la provincia de San Juan en el parcelamiento represivo organizado en dictadura. la del 15 de octubre de 1976 fue una de las tantas jornadas de operativos para Olivera.
Con zona liberada, llegó a la bicicletería situada en la esquina de Tapia y Mariano Acha y del brazo y a los empujones sacó de allí a una muchacha que había ido a reparar su bicicleta. La subieron a un auto entre tres. Nadie volvió a verla. Era Marie Anne Erize, una modelo que había sido tapa de revistas, y que militaba en la villa 31 junto al Padre Carlos Mujica. Estaba en San Juan desde un mes antes, huyendo de las garras de la represión, que no pudo evitar.
La patota que la secuestró era encabezada por el entonces teniente Olivera. Lo acompañaban los oficiales Eduardo Bic y Eduardo Daniel Cardozo, hijo del general Cesáreo Cardozo. El trío llevó a su víctima a un camping de suboficiales del Ejército llamado “La Marquesita” que funcionaba como centro clandestino de detención. Testigos de la causa que luego se siguió contra Olivera declararon que, en aquel inframundo, Olivera y Cardozo se disputaron el derecho de ser el primero en violar a la cautiva. Marie-Anne fue asesinada poco después.
Por ese crimen, y cuando estaba de viaje por Italia para celebrar con Marta su aniversario de bodas, quedó detenido ni bien pisó el aeropuerto tras un pedido de la Justicia de Francia.
El 15 de agosto de 2000 el joven Javier escribió al diario "La Nación" una carta dirigida al presidente Fernando De la Rúa:
Allí decía que su padre estaba "abandonado en manos de países extranjeros por una lamentable decisión del Gobierno". El hijo del militar retirado sostenía que, "aprovechando este error", él y su familia sufrían "una campaña de amenazas veladas y directas por parte de organizaciones de derechos humanos que intentan atemorizarnos y dañarnos a fin de que callemos".
Siguió diciéndole a De la Rüa: "su ministro Gil (Lavedra, Ricardo, ministro de Justicia) está favoreciendo las pretensiones de estos organismos a cambio de un carguito internacional, ciertamente mejor pago que el actual", en relación con la información publicada en La Nación acerca de que el ministro podría estar pensando en un futuro cargo en la OEA.
Finalmente pidió al presidente: "Revea su decisión de entregar a mi padre", "que moralice su equipo de gobierno" y "que los servicios de inteligencia, la policía política, no interfieran en la decisión de los jueces y nuestra vida familiar".
Los jueces italianos liberaron a Jorge Olivera a los pocos días, gracias a la intercesión del reconocido abogado neofascista Augusto Sinagra, también defensor del líder de la P-2 Licio Gelli.
Recién en 2007 un juez sanjuanino ordenó su detención por el caso de Erize y doscientos cuatro más de secuestros, violaciones, torturas, desapariciones y asesinatos, pero cuando fueron a arrestarlo ya era tarde. Olivera estaba prófugo. El 3 de noviembre de 2008 una brigada de la Policía Federal lo detuvo mientras caminaba por las calles de Vicente López, en la zona norte del Gran Buenos Aires, donde vivía con Marta en un suntuoso chalet.
El 3 de julio de 2013 fue condenado a perpetua y alojado en el Penal de Chimbas de San Juan. Solo veintidós días después de la condena, fue trasladado a Buenos Aires y alojado en el Hospital Cosme Argerich por problemas de salud, con la coincidencia de que su esposa Marta, como psicóloga, trabajaba en la misma institución. Ese mismo día y sin que siquiera llegue a ocupar una cama, escapó del nosocomio con la ayuda de Marta. Nuevamente prófugo de la justicia, fue recapturado recién cuatro años después, el 30 de enero de 2017.
Nuevamente preso, en 2019 pidió tener prisión domiciliaria, esta vez bajo el argumento de que Marta, su esposa, transitaba un severo cuadro de salud mental y requería de los cuidados que él pudiera proveerle. No se lo permitieron y volvió a la carga dos años después, para pedir en ese caso salidas transitorias para ir al gimnasio, cosa que nuevamente le negaron.
Insistidor, en enero de 2023 solicitó que lo dejen asistir a las misas que da los domingos su hijo Javier, capellán de la Capilla San Juan de Luz, de la Diócesis de Zárate-Campana, en Buenos Aires. Nuevamente la Justicia le rechazó el planteo en base a que "la solicitud realizada no encuadra en norma legal alguna" y que "no se ve afectado el derecho a la libertad de conciencia y religión y atención espiritual".
Marta debe haber mejorado su condición psiquiátrica puesto que desde hace más de una década es una figura constante en las manifestaciones, conferencias, conmemoraciones o documentos públicos que promueven figuras reivindicadoras de la dictadura como Cecilia Pando y Victoria Villarruel. Precisamente Marta Ravasi de Olivera es una de las mujeres que firmó la carta publicada en "La Nación" hace escasos días, en la que le reclama a la vicepresidenta que cumpla con su palabra empeñada por la libertad de los detenidos por delitos de lesa humanidad.
En el programa "Padres de Familia" de Radio María, Marta declaró acerca de los delitos cometidos, entre otros, por su marido: “Le llaman lesa humanidad a una guerra pero estos militares a lo sumo han cruzado un semáforo en rojo”.
Los delitos de los padres, por supuesto, no son atribuibles a los hijos. Muchas veces el fruto cae lejos del árbol y reconocidos son los casos que se nuclean en "Historias Desobedientes", organización que nuclea a hijos de genocidas que reniegan de las acciones de sus progenitores. No sería el caso del sacerdote Javier Olivera Ravasi, quien dijo al diario "La Nación" y en referencia a su padre, ya siendo cura y muy distante en el tiempo de aquella carta a De la Rúa: “Mi padre está detenido por haber luchado en la década del ‘70 y hace 15 años que está preso. Es algo público y yo lo he visitado en la cárcel. Para mí es una cruz familiar”.
Javier es afecto a las cámaras, fotos y reportajes. Acerca de su relación con Victoria Villarruel dijo al diario Perfil: “A Victoria la conocí personalmente en el 2021 porque vino a hacer de madrina en el bautismo del hijo de una muy amiga suya de la infancia. Esa fue la primera vez que la vi. La conozco hace veinte años por el trabajo que está haciendo en el Celtyv, pero no soy su sacerdote”.
Sin embargo, sus historias están cruzadas desde mucho tiempo atrás, y él mismo lo contó: “Mi papá y su papá fueron compañeros en el Colegio Militar cuando eran cadetes. El padre de Victoria era un poquito mayor que el mío y yo conocía los comentarios de la familia Villarruel”.
Además del madrinazgo en ese bautismo, Javier y Victoria compartieron espacios de militancia en los últimos años. Tanto una como otro mostraron en sus redes sociales la participación conjunta en homenajes a las víctimas de los grupos terroristas argentinos de los setenta, o reclamos por la libertad de los familiares detenidos. Cuando Villarruel llegó al gobierno en la fórmula compartida con Javier Milei, Olivera no dudó en celebrar el triunfo en las redes sociales.
Posiblemente, los años que no compartieron actividades presenciales fueron aquellos en los que él estuvo abocado al estudio y formación.
Cómo llegó Javier a ser sacerdote
Luego del secundario en un colegio católico, en el que también integró el grupo de Boy Scouts, el joven Javier se anotó en la UBA para cursar sicología, posiblemente siguiendo los pasos de su madre. Desistió en el primer cuatrimestre, pues no compartía la línea "de izquierda" de la carrera. Intentó con Sociología, pero según él mismo dijo en uno de sus videos de Youtube, "el adoctrinamiento izquierdista que proponían sus profesores le causó repulsión", por lo que optó por estudiar Derecho, como su padre.
La formación religiosa familiar y escolar habían permeado en el joven Javier, y a los 19 años fue a un retiro de ejercicios espirituales en Jujuy organizado por la Fraternidad San Pío X, más conocida como "lefebvrista". Los ejercicios espirituales estuvieron conducidos por el Padre Giulio María Tam, un sacerdote italiano de visita en el país que nunca ocultó su adhesión al fascismo. Tan es así que luego de años de apoyar al Partido Forza Nuova, fue candidato a alcalde de Bolonia y en 2004 integró la lista de candidatos al Parlamento Europeo de la coalición Alternativa Sociale junto a Alessandra Mussolini.
Como sacerdote, suele hacer misas pidiendo por el eterno descanso del alma de Benito Mussolini. Con él, entonces, Javier dio su primer paso dentro del catolicismo y su vinculación con el lefrebvrismo, más allá de algunos coqueteos posteriores con el Opus Dei -al que adherían algunos compañeros de facultad- que lo hicieron numerario de la Orden, siempre volvió al primer amor.
En ese viaje a Jujuy Javier conoció a su primera novia, que también participaba de los ejercicios espirituales: Trinidad Sequeiros, hija del reconocido abogado Octavio Sequeiros, quien pasó a ser para Javier un consejero intelectual y mentor político. Sequeiros, quien como fiscal en 2007 y de manera absolutamente inusual pidió el sobreseimiento de los policías involucrados en la desaparición del estudiante Miguel Bru, en los setenta fue integrante de la Concentración Nacional Universitaria (CNU), una organización parapolicial de ultraderecha que asoló las calles de La Plata y Mar del Plata. Luego, como el padre de Javier, también conformó las filas del MODIN, partido político del carapintada Aldo Rico.
En 2002 Olivera Ravasi se recibió de abogado y en conjunto con Trinidad tomó una decisión: él ingresó al Seminario Diocesano “Santa María Madre de Dios” de la ciudad mendocina de San Rafael, al mismo tiempo en que su novia, también graduada como abogada, ingresó en una casa de formación de la congregación de las “Hermanas de Jesús Misericordioso”. Ambos jóvenes habían decidido de mutuo acuerdo romper con su compromiso matrimonial para entregarse a una vida enteramente consagrada a servir a Dios.
Se ordenó sacerdote el 6 de diciembre de 2008 y logró un Doctorado en Historia en la Universidad Nacional de Cuyo en 2013. Durante sus años de noviciado, luego de sacerdocio y estudio para el doctorado, Javier trabajó como docente en el mismo Seminario donde estudiaba y también en el Instituto del Verbo Encarnado, fundado en 1984 por el Sacerdote Carlos Miguel Buela.
El otro IVE
Al Instituto del Verbo Encarnado (IVE) no solo concurrían mayores de dieciocho años, como Javier, para hacer la carrera pastoral que concluya en el sacerdocio. El IVE también tiene un "Seminario Menor", al que concurren niños desde los doce años con alguna inclinación incipiente al sacerdocio, y provenientes de familias católicas que los confían como pupilos a la Institución. IVE dirige dos colegios: “Isabel la Católica” y “Alfredo Bufano”, y un hogar de niños en San Rafael, donde está la casa madre y el cementerio propio.
Paralelamente el IVE realiza obras de caridad en lugares y situaciones en que nadie más se animaría. En su página web hay testimonios maravillosos de sacerdotes que llegan hasta los sitios en los que el mundo está en guerra, llevando su misión pastoral.
De la institución egresaron más de cuatrocientos cincuenta sacerdotes, de los cuales solo alrededor de cien siguen en la Congregación. Es que el IVE tuvo un gran cimbronazo en 2016 cuando empezaron a hacerse públicas algunas denuncias que desde muchos años antes solo quedaban en algunos ámbitos privados. Violaciones y abusos sexuales eran la moneda corriente en el Seminario y Buela, su director, y el presbítero Fernando Yánez fueron el blanco de las denuncias.
Varios sacerdotes, ex sacerdotes y ex seminaristas dieron testimonio de haber padecido “abuso sexual, abuso de conciencia y abuso de poder”. Luis María de la Calle relató que fue abusado por un religioso a los doce años. Ocho años después le contó la situación al cura que estaba al frente, aunque nunca se llevó la denuncia a la Diócesis de San Rafael. Recién en 2017 la Iglesia supo de su caso.
Mientras estaba en el internado, Luis fue abusado sexualmente por un diácono que, se suponía, debería haber estado a cargo del cuidado de los niños. “Me abusó sexualmente en reiteradas oportunidades. Siempre que podía y encontraba una oportunidad, a escondidas, lo hacía y de distintas maneras. Como yo era un niño, él intentaba hacerlo como si me estuviera enseñando algo, minimizando la gravedad. Y yo, en ese momento y mientras me abusaba, me daba cuenta de que no estaba bien y no me gustaba".
La Iglesia dio por cierto el cúmulo de denuncias que diferentes varones ya adultos, expusieron haber sufrido durante su pubertad y adolescencia. Intervino el IVE en 2010, cuando el caso aún no había saltado a la tapa de los diarios y como no pudo demostrarse la culpabilidad de los abusos a menores, Buela y Yanez fueron derivados a conventos de reclusión europeos, sin ser juzgados por la Justicia Civil.
Buela falleció en Génova en abril de 2023 a los 82 años. El IVE publicó una nota necrológica: "El fundador del Instituto del Verbo Encarnado, Carlos Miguel Buela (82), dejó de existir este domingo. Se hallaba en Génova, Italia desde 2016, ya que por sentencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, le habían prohibido absolutamente comunicarse con los miembros del Verbo Encarnado. No podía hacer declaraciones, aparecer en público, y/o participar de actividad o encuentro, personal o por cualquier otro medio de comunicación". Ni un atisbo de las razones de la sentencia, ni de los abusos perpetrados; al contrario, con un lenguaje que hacía parecer al Vaticano como un ente condenatorio.
En IVE de San Rafael, los homenajes fúnebres en memoria de Buela duraron dos días de misas, procesiones y cadenas de oración por su alma, pues los feligreses tienen una enorme gratitud, aún hoy, hacia él, a quien consideran una víctima.
La comunidad del Verbo Encarnado está compuesta en gran medida por la "familia militar". Defensores de las misas tridentinas y preconciliares, tienen una marcada postura política no solo en el ámbito eclesial, sino también en el social. Los lefebvristas se oponen a los dictámenes del Concilio Vaticano II que abolió la misa en latín y sobre todo, marcó un cisma profundo al decir que “el reino de los cielos empieza en la tierra”. Esto dio paso al surgimiento de Los Curas de Opción por los Pobres y la Teología de la Liberación.
Los sacerdotes, que siguen vistiendo el hábito negro y largo con decenas de botones, al igual que los integrantes de la Fraternidad “San Pio X” y los de la Congregación “Milles Christi”; son fundamentalmente militaristas y de extrema derecha, militantes activos contra la ley de despenalización del aborto, el matrimonio igualitario, el feminismo y cualquier corriente política que consideren de "izquierda", incluyendo al peronismo.
La manera de reclutar jóvenes es similar al de las sectas: una primera invitación a un retiro espiritual, técnicas de persuasión coercitivas para alejar a los jóvenes de su familia y ámbito social, modificación del pensamiento. En un trabajo periodístico publicado en la revista “3 Puntos” aparecen algunos relatos: “Fui secretario privado del padre Buela durante un año y pertenecí al Instituto casi una década y quiero decir todo lo que yo ví. Allí dentro no tenía libertad y nos enseñaban que los que nos atacaban estaban locos; me presionaban con que iba a caer en la tentación. Era como si me hubieran lavado la cabeza. Además nos proponían que nos mortificáramos con cintos de cuero y cilicio. Tenían una disciplina férrea: si no eras como Buela te echaban”.
Olivera Ravasi estuvo allí mientras se sucedieron los abusos, aunque no hay denuncias que lo involucren. Recién dejó el IVE, al menos formalmente, en 2015, cuando tímidamente empezaban a ser públicos algunos testimonios aberrantes que hasta entonces habían quedado entreclaustros.
Él mismo aseguró que fue una de las personas que ayudó a “destapar la olla”. “Los abusos han sido un desastre y una calamidad para la Iglesia. En el 2014 un sacerdote muy amigo me comentó que había sido abusado por el padre Buela (el fundador del grupo). Yo denuncié, viajé a Roma y después colaboré con la denuncia de otras víctimas que me contactaron”, aseguró. El periodista Alfredo Silletta, que accedió a fuentes que estuvieron muy involucradas en el escándalo de Buela, pone en duda el rol que tuvo Olivera Ravasi. Según la reconstrucción que hizo del caso, el sacerdote dejó el grupo en 2015 “al observar que se venía la debacle por los escándalos sexuales”.
De vuelta instalado en Buenos Aires y junto a otro sacerdote del Verbo Encarnado, Federico Highton, fundó la Orden de San Elías.
San Elías, una réplica del IVE
La Orden de San Elías tiene gran difusión virtual: página web (www.sanelias.net) , canal de youtube de Olivera Ravasi, donde exponen un pensamiento y un modo de profesarlo prácticamente calcado del Verbo Encarnado.
San Elías no está registrada para funcionar como orden religiosa, en el Registro de Cultos que depende del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. En su página web no da precisiones al respecto y se limitan a decir que "es una Sociedad de Vida Apostólica de derecho diocesano pro missionibus (cfr. Pastor bonus art. 90, inc. 2) dedicada a las misiones ad gentes y a la contra-revolución cultural"
En ese impreciso camino entre la legalidad y la legitimación, apelan a un recurso que permite la misma Iglesia: para funcionar solo precisan el "visto bueno" de un obispo. En este caso, fue el Obispo de Zárate-Campana en 2015: Esteban Laxagüe quien los habilitó para, en nombre de la Orden de San Elías, recibir desde donaciones hasta crear centros educativos; desde misionar en remotos países a organizar encuentros ecuménicos y acciones directas como representantes de la Iglesia.
Para cubrir muchas de esas actividades, fundamentalmente asociadas a algún tipo de financiamiento, Olivera Ravasi y su socio Highton recurrieron a un método clásico: no inscribieron la Orden en el Registro de Cultos, pero la registraron como Fundación. La Fundación San Elías, que también tiene página propia: https://www.fundacionsanelias.org con contenido y diseño idéntico al portal net de la Orden.
Como fundación, y al entrar a la página, vemos que la cuestión monetaria es mucho más explícita: montos y modos de donar, con discriminaciones para particulares o empresas y el detalle de cuentas bancarias en pesos, dólares o euros, incluyendo Mercado Pago y Paypal; venta de libros, invitaciones a seminarios pagos. También difunde su pensamiento y obra a través de su canal de Youtube: "Que no te la cuenten", donde tiene miles de seguidores, al igual que en sus redes sociales.
Olivera Ravasi cuenta que, en realidad, solo él está en un colegio en un barrio cerrado "pero el resto de los curas está en Malawi, Laos, Tibet, Benin. Incluso quien nos ayuda es el Papa Francisco, aunque parece que estuviera en las antípodas, como algunos dicen. Somos misioneros".
El barrio cerrado al que se refiere es "San Benito", donde vive y labora en la Parroquia San Juan de la Luz. Hace poco cobró notoriedad por un video que se difundió en redes sociales, en el que podía verse a un grupo de vecinos protestando frente a la iglesia. El motivo del reclamo era el cansancio no solo por la mala administración de Eidico, sino que habían descubierto que el dinero de sus expensas ordinarias y extraordinarias terminaba financiando gastos de la Iglesia y del Colegio.
A sus espaldas se pagaban con ese dinero desde el parquizado, las multas por excesos de velocidad que cometían los padres de los alumnos, el mantenimiento y hasta el sueldo del párroco. La protesta terminó cuando un grupo de feligreses, molestos por el ruido de los vecinos, dejó abruptamente la misa y corrió por la fuerza a los vecinos del perímetro parroquial. En alguno de los videos se escucha que alguien vocifera "zurdos de m..." y cuestionamientos similares de parte de los feligreses de la iglesia que dirige Olivera Ravasi.
Ese barrio es uno de los tantos que creó y aún administra la constructora de Jorge O´Reilly. La empresa fue expulsada de una decena de esos complejos justamente por graves irregularidades en el manejo de los fondos provenientes del pago de expensas e impuestos. San Benito no es la excepción. Los vecinos votaron hace pocos días no renovarle el mandato a Eidico y por decisión de una amplia mayoría (casi 300 propietarios) nombraron una nueva administradora. La desarrolladora se resiste a irse.
Para la empresa justamente San Benito es un barrio central, casi su bastión. Ravasi, envalentonado se habría comprometido ante los feligreses y padres a defender “a mano armada” la continuidad del colegio y la parroquia dentro del Barrio. Hay vecinos que, alertados de esta situación “non sancta”, proponen como parte del fin del vínculo con Eidico separar la Iglesia del barrio. Hasta hace días la parroquia no era un conflicto para los vecinos, hoy es otro de los problemas que acarrea el vínculo con la desarrolladora.
Javier, protegido por el rosario hecho de balas y del que se justificó diciendo que “Hubo un santo que llegó a decir que las cuencas del rosario son balas en el corazón del demonio. Eso es lo que publiqué y lo sacaron de contexto. Tengo un aire comprimido porque mato palomas, sí. Las armas espirituales son la oración, y las armas físicas están en la legítima defensa del Código penal y no hay que usarlas si no son para la legítima defensa", también cuenta con otro amparo más mundano, el del constructor del barrio donde se asienta la capilla, O´Reilly, el millonario que otrora fue numerario del Opus y hace ya mucho tiempo milita dentro de las huestes del lefebvrismo, que pretende ser embajador ante el Vaticano.