La zona de sur de la ciudad de Buenos Aires es epicentro de enfrentamientos entre bandas criminales cuya actividad más rentable es la venta de drogas. El fenómeno no es nuevo, data de -al menos- un cuarto de siglo. Pero se ha agudizado en los últimos meses producto de una combinación de factores que van desde la necesidad acuciante generada por la desigualdad social cada vez más marcada, hasta las internas del grupo narco históricamente ligado al traficante peruano Marco Estrada Gonzales, condenado a 24 años de prisión en noviembre pasado, cuyas ramificaciones se han extendido de su territorio original -la 1-11-14- hacia los complejos habitacionales de Villa Lugano.

"La pandemia agudizó las necesidades de sectores que buscaron en el comercio de estupefacientes una salida a la crisis. Si a esto le sumamos que de la mano de este escenario sanitario desolador, también creció sostenidamente el consumo de sustancias estupefacientes que se comercializan al margen de las leyes, el combo resulta explosivo" explicó a Data Clave Mónica Cuñarro, la fiscal nacional que más ha investigado a estas bandas a lo largo de las últimas décadas.

Para la representante del ministerio público fiscal de la Nación no es sorpresa lo ocurrido esta semana en el complejo habitacional "Padre Carlos Mugica". "Se trata de una disputa territorial por el control del negocio entre un desprendimiento de los lugartenientes de Marcos, su hermano Pity y los grupos de criminales que coparon varios edificios del barrio de Lugano en el que esta semana los vecinos denunciaron tiroteos a mansalva", agregó Cuñarro.

Quién es quién en la guerra narco que atemoriza a los habitantes del sur de la ciudad de Buenos Aires

La guerra

A fines de 2020, cuatro sicarios ingresaron a un bar ubicado en el corazón del barrio 1-11-14 y dispararon contra otros cuatro que se encontraban tomando algo. Uno de ellos era Robert Wilmer De la Cruz Aredo, más conocido como "Mascarita", que terminó malherido pero salvó su vida milagrosamente a pesar de los siete impactos de bala que ingresaron en su cuerpo.

El fallido atentado contra "Mascarita" tuvo por objeto sacar de la cancha a uno de los hombres fuertes de la villa, que controlaba una parte importante del asentamiento, tras la detención del "capo narco" del territorio. "La 1-11-14 tiene una extensión de 34 hectáreas, de las cuales 7 son manejadas por la banda de Marcos, tienen una red muy aceitada de pasadizos, controles, buchones y una estructura predominante controlada por mujeres", añadió la fiscal en diálogo con este portal.

Este intento de homicidio reinició una guerra que comenzó hace dos décadas cuando la disputa sangrienta tuvo como protagonistas al propio Estrada Gonzáles y a Rutillo Ramos Mariño, alias "Ruti". Y que tuvo su segunda batalla los primeros días de enero cuando en la esquina de Riestra y Bonorino fueron asesinados Eddi Martel Valverde, alias "El Loco Eddi" y Manuel Armando Ortega Huanci, alias "Cau Cau". Ambos formaban parte del grupo de Fernando "Pity" Estrada Gonzáles, hermano mayor de "Marcos". Lo curioso es que los autores de este doble homicidio fueron sicarios que responden al capo detenido en la Unidad Penitenciaria Federal de Marcos Paz.

"Hay una interna entre ambos hermanos, que se disputan el territorio porque Marcos sigue controlando sus soldados y la recaudación desde la cárcel, lo que llevó a Pity a expandirse hacia otras zonas del sur de la Ciudad de Buenos Aires, como por ejemplo el barrio Piedrabuena de Villa Lugano", añadió Cuñarro.

Allí opera la banda de Raúl Martín Maylli Rivera, alias "Dumbo", un joven lugarteniente de "Pity" que abrió su propio negocio en la zona de Castañares y General Paz. Este narco sería el responsable de los enfrentamientos que generaron los tiroteos ocurridos este lunes en el Mugica. Hay dos hipótesis sobre las que trabaja la fiscal de la ciudad Celsa Ramírez. Una es que la banda comenzó a vender droga en el barrio I.N.T.A, y provocó enojo en los vendedores de la zona.

Por otro lado, se apunta a una pelea entre “transas” y los “pibes chorros”, ladrones que asaltan a los consumidores del barrio, y así espantan a los clientes. Los disparos también podrían haber sido de Prefectura, que ingresó al conflicto en defensa de los vecinos.

Quién es quién en la guerra narco que atemoriza a los habitantes del sur de la ciudad de Buenos Aires

El mapa del narcotráfico en Argentina 

El narcotráfico fue la actividad no esencial que jamás se paralizó durante la pandemia. Operó sin restricciones, permitiendo el tránsito de toneladas de droga por todo el territorio nacional y llegó a los barrios para abastecer el comercio minorista de drogas. Los responsables del narcomenudeo tuvieron un 2020 muy próspero ya que el consumo de estupefacientes creció sostenidamente durante los meses de confinamiento y restricciones.

"En este período se consolidaron 4 nuevos enclaves que se suman a los 5 existentes. Dos de ellos pertenecen a la región centro: Córdoba Capital y Santa Fe Ciudad. Los otros dos le pertenecen a Misiones y Tucumán: Eldorado y Sur de la Ciudad de Tucumán", detalla la investigadora y consultora en temas de narcotráfico Laura Etcharren. Hasta antes de la pandemia los enclaves en Argentina eran el conurbano bonaerense, Rosario, Itatí, Clorinda y Colonia Elía.

"Las economías del narcotráfico no tardaron en adaptarse a la inflación y a la falta de recursos. Por eso comenzaron a incrementar, conforme al radio de venta, el corte de las sustancias abriendo ecuaciones trágicas. A mayores cortes, mayor poder adictivo. A mayor poder adictivo, más consumo. A más consumo, más violencia", aporta la especialista. Así es que del último cruce de variables se desprende que detrás del delito, entre un 85 a un 90% se encuentra la droga, sea por negocio o por consumo.

La ciudad de Buenos Aires tiene dos bastiones narco: el barrio 1-11-14 y el barrio 31. El asentamiento del Bajo Flores está "copado" por la Gendarmería, varios de cuyos miembros han pasado a formar parte de la guardia pretoriana de los narcos. En Retiro, donde manda la Policía de la Ciudad, la actividad estuvo tácitamente regulada: permiso tácito para vender sustancias a cambio de evitar los crímenes.

"Peruanos" en Flores y "Paraguayos" en Retiro lograron convivir sin mayores enfrentamientos entre sí durante varios años. Pero los grupos de la 1-11-14 fueron ganando terreno a partir de 2015 porque su estructura no fue afectada por una poco eficiente tarea de inteligencia criminal de las autoridades de seguridad y se intensificaron las conexiones con las bandas asentadas en el NOA (cruciales para permitir el ingreso de la droga por la frontera, con la complicidad de Gendarmería), el conurbano y los conglomerados urbanos de Córdoba y Rosario. A pesar de la detención y condena de Marcos, las raíces de la organización narco criminal nunca se desmantelaron, por lo que tanto las cocinas como las redes de distribución y comercialización permanecieron intactas y continuaron operando sin mayores inconvenientes.

Para Ariel Larroude, director del Observatorio de Política Criminal "en el sur de la ciudad de Buenos Aires hay una gran concentración de violencia, casi en términos de guetos violentos, particularmente en la comuna 1, en la 3, la 4, la 7 y en la 8 que es donde se produjeron los incidentes de esta semana". Según el especialista -quien también se desempeña como funcionario del ministerio de Seguridad de la Nación- "con la pandemia hubo un reacomodamiento de la cuestión territorial, de lo que es la venta y comercialización de estupefacientes, un reajuste de los lugares donde se vende cocaína en la zona sur. Desde el 2018 el narcomenudeo de desfederalizó en la Ciudad de Buenos Aires por lo que cuando las ventas son minoristas, termina siendo investigaciones que quedan a cargo de fiscalías de la Ciudad y no de los juzgados federales"

Buenos Aires, ciudad narco

"Villa Lugano pertenece a CABA a pesar de que algunos comunicadores sociales creen que el barrio tiene intendente propio en una búsqueda fallida por querer correr la geografía a la mugre delictiva bonaerense" analiza Etcharren.

Según la especialista, el problema no se origina en la ciudad, pero no puede soslayarse que dentro de la estructura del negocio narco a nivel nacional "CABA ocupa un lugar cada vez más relevante". Otro punto que merece ser destacado es lo que ocurre con las políticas federales en la materia y las peligrosas coincidencias que existen en la ineficacia de las gestiones de Cambiemos y el Frente de Todos. "Ningún ministro de Seguridad nacional abordó el delito federal conforme al estadío en el que se encontraba; por dos años Bullrich desalentó la lucha contra el narcomenudeo hasta darse cuenta que necesitaba de la misma ante la nada ministerial. Y Frederic cree que este combate estigmatiza consumidores en lugar de perseguir delincuentes", acotó Etcharren. "Villa Lugano es apenas una radiografía de la desintegración social y del fortalecimiento del tejido delictivo. Es, sin más, el reflejo de un aparato reproductivo de versos en materia de seguridad que durante la pandemia explotaron", finalizó la experta.