Llegaron juntos a ese mismo lugar en el que ahora se encuentran. Y luego de tres años de gestión tomaron la decisión de seguir. El gobernador salteño, Gustavo Sáenz, y la intendenta de la ciudad capital, Bettina Romero, irán por más. Y hoy ya se muestran, sin problemas, como parte de un tandem que trabajará, en conjunto, para lograr la reelección de ambos en sus diferentes jurisdicciones.

Cada uno conoce muy bien el puesto que ocupa. No solo el propio sino también el de su aliado. Sucede que el mandatario provincial fue electo en su cargo luego de ser jefe comunal de Salta capital durante cuatro años. La actual intendenta, por su parte, es hija de Juan Carlos Romero (gobernador entre 1995 y 2007) y nieta del también mandamás, Roberto Romero (1983-1987). 

Ambos, además, son fuertes críticos de la gestión de Juan Manuel Urtubey. Para Romero, el exgobernador “olvidó y castigó a la capital por 12 años”. En cuatro de ellos, el intendente fue Sáenz.

Claro, también tienen sus diferencias. Y son lógicas. Sáenz, de buen vínculo con el presidente de la Cámara baja del Congreso de la Nación, Sergio Massa, se muestra como un aliado crítico del presidente Alberto Fernández. Romero, en cambio, exhibe diferencias más fuertes con el Presidente. Y cuenta, en los hechos, con un espíritu más confrontativo en busca de los recursos necesarios para su ciudad.

De hecho, según expresó, se encuentra agrupando a los intendentes de las ciudades capitales del Norte Grande para salir a reclamar en conjunto para que la obra pública se haga presente en sus distritos. Nos quieren condenar a recibir lo que sobra de AMBA”. Y agregó: “Gestionamos y nadie firma. El Gobierno nacional está paralizado. Y desde mi lado soy simple. Les pido que digan la verdad. Si se puede hacer o no. Y sino, lo cuento. Les explico a los vecinos que nos abandonaron. No hay una toma de decisión. Está todo tan loteado que nos afecta a todos. Creo que no es lo mismo partir cada uno a defender su gestión, que hacerlo en bloque”. 

El gobernador, por su parte, viene tomando las decisiones que considera en pos de defender su lugar. Y es por eso que adelantará las elecciones para abril o mayo; mientras la Cámara de Diputados local analiza la posibilidad de eliminar las PASO. El objetivo es simple: poner en consideración la gestión provincial en los comicios sin el bombardeo ni el condicionamiento nacional.

Y es que, entre las coincidencias del tandem político, después de todo, Salta no está en los puestos menos urgentes para la agenda de Casa de Gobierno. Por esto, gran parte de la campaña que comenzarán a desandar ambos dirigentes desde sus diferentes jurisdicciones tendrá que ver con la idea de cómo, tanto la Provincia como el municipio, pudieron tener avances a nivel local sin la mirada del poder central.

Cómo acomodarse en las nacionales será, en los hechos, una discusión que deberán dar en el momento que se convierta en una necesidad. “Primero, Salta”, repiten. Sáenz, por caso, anunció en los últimos días su intención de ser reelecto con una propuesta "por mas federalismo y unión de los salteños".