El 10 de octubre pasado, el entonces ministro de Desarrollo Social, Juanchi Zabaleta, presentó su renuncia al gabinete nacional para regresar al pago chico y hacerse cargo de la intendencia de Hurlingham. Tras 14 meses “afuera”, el dirigente del Frente de Todos retornó con varios frentes por delante.

Antes de irse, fueron varios los que le advirtieron sobre el problema que podría presentarse a nivel local con su salida. Sucede que La Cámpora tomó el control del distrito y en pocos meses logró generar una serie de cambios que, al día de hoy, todavía persisten en el distrito.

Uno de ellos, de los más simbólicos: durante la ausencia de Zabaleta, el intendente interino, Damián Selci, tomó la decisión de cambiar el logo del municipio. Una modificación que podría ser interpretada como menor, pero que tuvo un impacto fuerte. “Es como volver a jugar a tu club y que le hayan cambiado los colores de la camiseta. Te puede decir una y mil cosas. Pero es simple: eso no se hace”, le dice a este medio una fuente inobjetable del distrito.

El distrito perdió el logotipo verde con la H y la U estilizadas y pasó al rosa con las dos palabras al frente: Hurlingham y Municipio.

Ahora, Zabaleta deberá afrontar esta y más situaciones que fue acomodando durante el primer mes tras su retorno en el que, de paso, fue nuevamente abuelo. El jefe comunal tiene decidido bajar el perfil y achicar todo al distrito. En otras palabras, buscará dejar de lado su rol nacional y despegarse de la gestión actual para mostrarse receptivo ante las necesidades de la gente que, justamente, contrastan tanto con la situación a nivel país y también en la provincia.

Es que, como se sabe, y sobre todo en el oeste, una de las demandas más grandes es la situación referida a la inseguridad. Claro, después de la principal problemática: la inflación. “Hay que enchufarse y conectarse con la realidad de un kilo de pan a 500 pesos”, aseguró en sus primeras declaraciones mediáticas tras la vuelta al pago chico.

Zabaleta aprovechó el primer mes para reacomodar la estructura del gabinete local y ponerse a tono con la gestión tras 14 meses en los que nunca descuidó la visita al distrito. “No se encontró con nada que no supiese. Estuvo monitoreando todo siempre de Desarrollo. Pero sin poder incidir en el día a día”, asegura la misma fuente interna.

Sin embargo, la mayor complicación de Zabaleta está en el Concejo Deliberante. Pese a que el oficialismo cuenta con 12 concejales de 20 propios. Solo 4 responden al intendente. Mientras que hay ocho alineados a Martín Rodríguez, número 2 de PAMI, líder de La Cámpora a nivel local.

Fabricio Acuña, María del Carmen Márquez, Micaela Navil y Raul Zurita son los cuatro ediles del riñón del exfuncionario nacional. Con una particularidad: si Selci decide volver al HCD, ocupará el lugar de este último.

La situación se asemeja a lo que ocurre con Julio Zamora en Tigre, donde el intendente manda en el Ejecutivo pero tiene muy poco pese en un HCD local encolumnado detrás de la figura de Malena Galmarini.

Así las cosas, Zabaleta no solo tiene por delante el difícil desafío de lograr la aceptación en la interna, algo que ya tuvo sus complicaciones en la previa del cierre de listas del 2021 y en las elecciones partidarias, sino que además deberá sostener el distrito ante la avanzada de Juntos, que en las últimas elecciones logró quedar a pocos puntos de lograr el triunfo.