Tras los incidentes, la esquina de Juncal y Uruguay amaneció sin vallas. Con el paso de las horas, militantes de todas las edades se acercaron a las inmediaciones de la casa de la vicepresidenta Cristina Kirchner para saludarla.

La expresidenta salió temprano desde su domicilio particular en el barrio porteño de la Recoleta, para encontrarse con su hija Florencia. “Cristina presidenta”, comenzaron a cantar los manifestantes al ver el auto oficial, que regresó en horas de la tarde.

Antes de ingresar a su departamento, la exmandataria se acercó a los manifestantes, con quienes se tomó fotografías y firmó ejemplares de su libro "Sinceramente". De fondo, los militantes armaron "pogos" improvisados y entonaron la marcha peronista hasta que la vicepresidenta ingresó a su casa.

Esta vez no se vieron bengalas ni bombas de estruendo. Atrás quedaron los incidentes que ocurrieron ayer en el perímetro de la residencia de la expresidenta, luego de que se dispusiera un vallado perimetral y se generaran fuertes enfrentamientos entre militantes y una Policía de la Ciudad completamente desbordada que responde con camiones hidrantes y gases.

"Lo que era una expresión de apoyo se convirtió en un acampe permanente con grupos que se turnaban para ocupar el espacio público con amenazas a vecinos, ruidos hasta la madrugada, gente subiéndose a los postes de luz, parrillas en la calle, fuegos artificiales y una alteración absoluta de la vida en toda la zona”, afirmó ayer el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.