En los últimos dos años, 13 intendentes pidieron licencia en sus distritos para pasar a ocupar cargos en Nación, Provincia y CABA. Y más allá de las distintas razones que por las que fueron convocados, ahora todos tienen la posibilidad de volver a presentarse como candidatos para volver a comandar sus distritos en 2023.

Sucede que actualmente está en vigencia una ley orgánica que impide la doble reelección consecutiva por lo que los jefes comunales debieron abandonar, al menos por un tiempo, su pago chico. Sin sacar ambos pies, claro está.

Es que más allá de las designaciones, la gran mayoría dirige los destinos de los distritos a distancia y con alguna mano derecha que les cuida la silla hasta que decidan intentar pegar la vuelta.

Sin embargo, no todos recibieron la llamada esperada. Según pudo averiguar este medio fueron varios los jefes comunales que estuvieron pendientes de un mensaje que nunca llegó.

Pese a que tenía todo acordado con Nación para pasar a ocupar un cargo, el traspaso de Gustavo Menéndez se postergó. El puesto no pudo abrirse y ahora el merlense deberá esperar que le liberen un espacio para poder sumarse al gobierno y, de esa manera, al menos, pasar los próximos dos años ocupado en tareas de estado.

Rápido de reflejos por la falta de definición, Menéndez tomó la decisión de pedir licencia ante del campanazo del 10, la fecha límite para cumplir menos de la mitad de su mandato y tener abierto el pase directo al 2023.

Pero no todos recibieron de buena manera su accionar. En diálogo con Data Clave, el exintendente de Merlo y también parte del Frente de Todos, Raúl Othacehé, manifestó que “Menéndez se fue sin dar la cara y sin explicaciones al pueblo. Se le aprobó una licencia en total silencio. Pero lo real es que Menéndez tenía que haber renunciado tras la sentencia condenatoria de la Cámara de Apelaciones en su juicio por corrupción en el casino”.

El “Vasco” se refiere a la causa por la que Menéndez fue sancionado con la inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos y a dos años de prisión por fraude a la administración pública, tras un faltante de 600 mil pesos en el Casino Central de Mar del Plata cuando ejercía como director provincial de Casinos, en 2007. No obstante, el fallo todavía no se efectivizó.

Durante todo este tiempo fue intendente solo por razón de su propia sinvergüenza porque cualquier otra persona con esa condena, por ética, habría renunciado”, agregó Othacehé.

Pese a no concretar su salto, Menéndez no dio vueltas, habló con su hermana Karina, Secretaria de Desarrollo Social, y como primer candidata a concejal de 2019, al frente en la línea sucesoria, y le comunicó que se pediría licencia. A las pocas horas, Karina tomó la intendencia.

Para coronar todo, en un acto de nepotismo, deja adelante a su hermana, que carece de cualquiera de las capacidades que se requieren para gobernar una intendencia compleja como Merlo”, comenta Othacehé. Y añade: “Se va sin cumplir ninguna promesa y sin completar algunas de las expectativas que levantó. Después de 6 años Merlo está peor que nunca. Campea la inseguridad, la falta de gestión y los servicios son pésimos. Merlo ha vuelto volvió a ser uno de los últimos distritos del Conurbano”.

Ahora solo resta saber en qué momento pegará el salto Menéndez y si la Provincia también puede ser su próximo destino.