Las razones de la derrota de Unión por la Patria son más de una. Y, de seguro, los dedos de una mano no alcanzan para enumerarlas. Sin dudas, el golpe más fuerte fue el económico. Los números de la inflación y la cantidad de pobres que registra el país fueron clave a la hora de ejercer el voto. Y el resultado quedó a la vista. 

Javier Milei será el próximo presidente de la Argentina. Y mucho de eso tiene que ver con el voto que el líder de la Libertad Avanza cosechó en la provincia de Buenos Aires, una de las pocas jurisdicciones, además de Formosa y Santiago del Estero, en las que, en los hechos, sumó menos votos que su rival de turno, Sergio Massa.

Se la conoce como la "Madre de todas las batallas". Y, sin duda, en el balotaje de este domingo, le hizo honor a su denominación. Pese a que Milei no logró imponerse en la provincia de Buenos Aires, la derrota por el 1.5 por ciento fue muy celebrada hacia adentro. Y no es para menos. Sucede que gracias a esa exigua diferencia, que bien podría ser referida como un empate técnico, el economista consiguió la victoria nacional.

Un triunfo que, a la vez, dejó expuesta las enormes diferencias latentes entre el Conurbano bonaerense y el interior. Sucede que el diputado nacional logró imponerse en más del 80 por ciento de los municipios de todo el territorio. Pero se encontró con una gran traba en el Gran Buenos Aires, donde la mayoría de los distritos optaron por la fórmula encabezada por Massa.

Ahora, Milei estará al frente de un país en el que no contará con ningún gobernador a su favor. Algo que no había pasado nunca en la historia. Mientras que, a la vez, será la primera vez desde el retorno de la democracia que habrá un presidente de un color político y un mandatario en PBA de otra corriente partidaria. La última vez que se dio esto fue en 1999, con Fernando De la Rúa al mando nacional, a través de la Alianza, y Carlos Ruckauf como máximo referente provincial, por medio del PJ. Lo que siguió, es historia.

La derrota con gusto a triunfo que se dio en la Provincia tiene una explicación muy clara y que será motivo de análisis y discusión hacia adentro del PJ: con los intendentes ya asegurados en sus puestos, la militancia no alcanzó para afianzar el objetivo primario de una victoria que, se sabía, necesitaba reflejar una diferencia de al menos 20 puntos a nivel bonaerense.

Lo que resta por ver es cómo serán los lazos entre el presidente electo y el gobernador Axel Kicillof, quien en los hechos no solo estará al frente de la Provincia sino que, además, será la principal cara que tendrá el peronismo para empezar a dar la batalla rumbo al 2027.