El radicalismo está decidido a ir por todo en este 2023. Tras años de vivir a la sombra del PRO, su socio en Juntos por el Cambio, en el próximo turno electoral quieren dar vuelta la taba. Claro que no será tarea sencilla. Los amarillos supieron construir un andamiaje aceitado en este tiempo y ya tienen lanzados varios candidatos de peso, a nivel nacional pero también en la provincia de Buenos Aires, que será la madre de las batallas. De lo que suceda en PBA, dependerá en gran medida la suerte nacional. 

En ese sentido, la UCR bonaerense ya lanzó con bombos y platillos su candidato a gobernador días atrás: el presidente del comité y diputado provincial, Maximiliano Abad. De buen vínculo con el PRO, hasta se especulaba con que podría integrar una fórmula mixta con Diego Santilli. Mientras tanto, se muestra como la opción del partido centenario, con el respaldo de Facundo Manes y buena parte del arco partidario nacional.

Pero no todos los boina blanca están en la misma sintonía. En efecto, los bonaerenses tienen una pata díscola bien marcada. El intendente de San Isidro, Gustavo Posse, es un dirigente con aspiraciones manifiestas para ser el retador de Axel Kicillof. Otrora cercano al senador Martín Lousteau, el jefe comunal tiene su propia construcción política y desde ahí lanza su operativo clamor para forzar una interna.

En este sentido, bajo el lema “SI a las urnas, NO al dedo” militantes y dirigentes radicales comenzaron a juntar firmas para pedir formalmente internas abiertas para elegir el candidato radical a gobernador de la Provincia de Buenos Aires que competirá en las PASO dentro de JxC. El documento está impulsado por el Diputado Provincial y Secretario General de la UCR de la provincia de Buenos Aires, Walter Carusso, uno de los principales referentes de Posse. 

No será legítima ninguna candidatura surgida entre cuatro paredes y a espaldas de la gente. Los montajes electorales y los acomodos han derivado en dolorosos fracasos, que trajeron dolor y frustración a la sociedad. En la Provincia de Buenos Aires lo sabemos bien, y tenemos múltiples y tristes experiencias en ese sentido”, disparan desde el possismo. Y advierten: “sería de una gravedad extrema que, quienes ocupan cargos de responsabilidad en nuestro partido, trataran de impedir la realización de elecciones por miedo a perder…”.

Pero en las filas de Abad no se dejan intimidar. “No hay chance de que suceda. El sector que representa Posse tiene representación partidaria pero no tiene volumen para tomar una decisión en ese sentido”, confió a Data Clave un armador del interior bonaerense. Y agregó: “El conjunto del radicalismo de la provincia de Buenos Aires no puede permitirse hoy tener una elección interna, hasta por los costos”. 

En la misma sintonía, un referente con peso en el oficialismo radical subrayó: “Venimos de la interna de noviembre donde se definieron las actividades partidarias de los comité y se debería haber aprovechado esa oportunidad en todo caso”. Y sentenció: “Ahora no se v aa movilizar le partido en pleno año electoral para esto. La convención va a definir quién va a ser el candidato. Va a apoyar al que logre tener más porotos allí. Hasta acá, sería Maxi (Abad)”.

La disputa entre Abad y Posse no es nueva y tuvo si clímax en 2021, donde ambos dirimieron en las urnas la conducción de los correligionarios bonaerenses. En una reñida elección se impuso el diputado provincial y desde ese momento a esta parte, el vínculo entre ambos sectores osciló entre la cordialidad y las viejas rencillas. Todo indica que en los próximos meses habrá un nuevo capítulo de internas en el partido centenario, así sea solo de rosca en escritorios.