Se acercan las elecciones y en Pinamar hay preocupación. La alianza entre el vecinalismo local y el Frente de Todos pone al intendente Martín Yeza en una situación complicada. Se sabe, su lista no corre riesgo de imponerse. Sin embargo, lo que encendió la alarma a nivel local es la diferencia entre unos y otros ya que lo que está en juego es la mayoría del HCD local, la gobernabilidad.

Yeza llega a esta elección con el Concejo Deliberante partido en tres: con 7 ediles propios (arriesga 3), 5 del Frente de Todos (dos por cambiar) y 2 de PROPIN (ambos tienen que revalidar), el histórico vecinalismo pinamarense.

De esta manera, el oficialismo pone en juego tres butacas contra cuatro de la alianza entre estos dos últimos. O al menos una parte. Sucede que el Frente de Todos deberá pasar por una interna entre tres listas que serán encabezadas por Gregorio Estanga, quien le ganó la interna a Aníbal Fernández en 2019, María Sol Besteiro (apoyada por Victoria Tolosa Paz) y Martín Porretti (hijo del recordado intendente que duró cuatro meses en el cargo denunciado por extorsión, por un supuesto pedido dinero para no clausurar una discoteca).

El PROPIN logró sumarse a la nómina de Besteiro, pero mantiene ciertas diferencias con los otros aspirantes. En concreto, el intendente deberá pasar por una elección que, si se toman en cuenta los números de la intermedia de 2017 (la mejor elección de Cambiemos), no sería venturosa.

Sucede que cuatro años atrás, la nómina del intendente  alcanzó los 42 puntos mientras que el Frente de Todos sumó 23 y el PROPIN 17 (40 en conjunto). Ante este escenario, Yeza saldrá a jugar lo más fuerte posible para intentar captar el voto del vecinalismo y recortar esa unidad.

El problema con el que cuenta Yeza en la actualidad es la mala relación que mantiene con la Provincia, que lo llevó a proponer la idea de empezar a trabajar en la autonomía municipal, las irregularidades sucedidas bajo su mandato con la estafa de las Tarjetas AlimentAR que involucraron a dos empleadas municipales y las deudas que mantiene un distrito con alta cobrabilidad de tasas por los compromisos políticos que no fueron cumplidos bajo el mandato de María Eugenia Vidal y el jefe comunal optó por continuar con fondos locales.

El intendente además enfrenta una dura puja con los municipales locales por el atraso en el pago que se viene registrando mes a mes en las cuentas de los trabajadores. Algo que desde el oficialismo ven como “una clara intencionalidad política de parte de un grupo minúsculo que opera en favor de la oposición”, le dice a este diario un concejal de Cambiemos.

Lo cierto es que Yeza, a quien cuestionan desde la oposición por “gestionar desde Twitter”, tiene por delante un escollo complicado en lo que, en definitiva, marcará sus dos años venideros. Y que pone en riesgo las pretensiones de un intendente con aspiraciones más allá de la Costa Atlántica.