Si usted quiere aprovechar el 50% de descuento que ofrece el PreViaje III, o 70% si es jubilado, tiene hasta este domingo para hacer las compras para disfrutar de vacaciones entre el 10 de octubre y el 5 de diciembre.

Además, tendrán solo hasta el miércoles próximo para cargar sus comprobantes y recibir el crédito de 50% o 70%, según el caso, en una tarjeta de débito del Banco Nación, que “si o si”, tiene vigencia hasta el 31 de diciembre.

Quienes quieran viajar entre el 1 de noviembre y el 5 de diciembre, podrán efectuar sus compras hasta al 18 de septiembre y cargar sus comprobantes hasta el 21 de septiembre.

Es que esta tercera edición del programa PreViaje se hizo de manera más acotada, teniendo en cuenta dos factores, el ajuste fiscal necesario para que el déficit baje al 2,5% del PBI, desde el 3,1% que terminó el año pasado, y el fuerte aumento de los precios que registró el sector hotelero y de turismo en el último año.

La idea, impulsada por el ministro de Turismo, Matías Lammens, para ayudar a salir adelante a uno de los sectores, más afectados por la cuarentena para combatir el coronavirus, como fueron los del turismo y la gastronomía, “chocó” rápidamente con las “avivadas argentinas”.

Si uno observa el mapa de los lugares preferidos por los argentinos para irse de vacaciones en temporada alta fueron la Patagonia: Bariloche, Puerto Madryn, Ushuaia y el Calafate, entre otros.

Pero lo valores de excursiones, transporte y alojamiento en esos lugares no son exactamente los que se puede decir “populares”. Solo el 50% de descuento que brindaba el Estado, y el “Ahora 12” los acercaba a la clase media, si no, era tan caro, o barato, como ir a un departamento en la costa brasileña.

Por ejemplo, en Calafate, había dejado de funcionar desde la pandemia el servicio de colectivo que uno podía tomar desde el centro de la ciudad para ir al Parque Nacional de los Glaciares, por lo que solo quedaba tomar un taxi por $10.000, con tres horas de espera en la puerta, para que uno pueda recorrer las pasarelas. Y esto era en febrero.

Martín Guzmán estaba reacio a promover una tercera etapa por su costo fiscal, y porque creía que ya había cumplido su ciclo. Silvina Batakis no tuvo tiempo de analizarlo, y Sergio Massa, más expeditivo y con los números en la mano de sus predecesores, accedió a una tercera edición, pero con varias condiciones.

La primera es que el beneficio se aplicase solo durante la temporada baja, y además que haya un “acuerdo de precios” con los prestadores de los servicios, para evitar aumentos excesivos.

Solo un par de datos para ilustrar: contra una inflación minorista del 46,2% entre enero y julio, la suba de precios en “Restaurantes y Hoteles” alcanzó al 53,7%, y si se toma la comparación en los últimos 12 meses, la diferencia es aún mayor, ya que el promedio alcanzó al 71% y la del rubro 90,6%.