El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dará a conocer este miércoles la inflación de agosto, impulsada entre otros factores por los aumentos de los impuesto a la importación de  fines de julio, la devaluación del 21 % de las PASO, y el alza en el incremento de los alimentos.

Si como los registros privados anticipan una inflación de dos dígitos, sería la mayor desde abril el 2002, cuando estalló el plan de Convertibilidad y la paridad entre el peso y el dólar pasó de “1 a 1” a $4 por US$ 1 en el mercado libre de cambios, un mal dato para cualquier gobierno y para el ministro de Economía, Sergio Massa, que aspira a la presidencia.

Pero no solo los privados que ven una inflación de dos dígitos. La semana pasada la Dirección de Estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires arrojó para agosto una suba de precios, promedio, del 10,8%, lo que lleva al acumulado en el año al 79,8%, y a la interanual en 127,35%.

Habrá que tener en cuenta que el impacto de la devaluación del 1% fue parcial ya que se realizó recién en la segunda quincena del mes, más precisamente, a partir del 14 de agosto, luego de celebradas las PASO.

De hecho, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, registró para agosto un aumento del 12,4% en los bienes, y 9,7% en los servicios. Medidos de otra manera, los productos estacionales subieron el 6,5%, los regulados el 11,3%, y el “resto” el 11,3%.

En CABA se destacó el aumento del 12,5% en Alimentos y bebidas; 13,8% para Vivienda, agua, electricidad gas y otros combustibles, 10,8% en Salud; 10,3 para Información y comunicación.

El 10,8% de CABA se sumó así al 12,2% de agosto de Córdoba, el registro más elevado desde abril del 2002, a la salida del régimen de Convertibilidad.

Según publicó el lunes de la semana pasada la Dirección de Estadísticas de la provincia mediterránea, su Índice se vio afectado de manera significativa por el aumento de los alimentos, que escalaron el 17,6% en agosto, con el precio de la carne subiendo 26%.

Para que no se registre otro aumento de esta magnitud en septiembre, el Gobierno dispuso “congelar” los precios de los combustibles, las tarifas de los trenes y colectivos, y postergó para después de las elecciones presidenciales del 22 de octubre, así como el de la energía eléctrica, entre otras medidas.