El gobierno argentino recibió este lunes U$S4.350 millones en Derechos Especiales de Giro (DEG) de parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), dinero que utilizará para pagarle los U$S3.600 millones que le debe abonar hasta fin de año.

Ese dinero forma parte de los U$S650.000 millones en DEG que aportaron los países desarrollados al FMI para repartir entre las naciones miembros para hacer frente a la pandemia.

La Argentina recibió hoy 3055 millones de DEG, el equivalente a U$S 4.334 millones, en concepto de una nueva asignación de Derechos Especiales de Giro que el Fondo Monetario Internacional comenzó a distribuir entre los países miembros, según su cuota de participación en el organismo.

Según se explicó, lls DEGs no se devuelven, no constituyen un préstamo. No solo no generan deuda sino que aumentan los recursos y las herramientas del Estado.

Más allá de que exista un Proyecto de Resolución aprobado en el Senado por la mayoría oficialista para que ese dinero engrose las arcas del país, lo cierto es que el Ministro Martín Guzmán los utilizará para pagar dos cuotas de U$S1.800 millones cada una, una en septiembre y otra en diciembre, que el país le adeuda al organismo en concepto de intereses.

“Es como si vos venís a mi cumpleaños y me regalás una botella de whisky, yo la guardo, y cuando llega tu cumpleaños, yo te la regalo a vos”, dijo con ironía Carlos Melconian para graficar lo que sucederá.

Lo cierto es que en el medio existen dos debates en pugna sobre cómo Argentina deberá pagarle los U$S44.000 millones que le adeuda al FMI, de los cuales, U$S17.000 vencen el año próximo.

El primero, es el plazo. El titular del bloque del Frente de Todos en Diputados, Máximo Kirchner, propuso a comienzos de julio que la negociación con el FMI extienda los plazos de pago por un período mayor a diez años.

"¿Ustedes creen que se puede pagar en diez años el préstamo del FMI?", dijo Kirchner en la Cámara de Diputados. "No me quiero imaginar cómo vamos a hacer compatible el crecimiento y desarrollo que necesita la Argentina para dar respuesta a la gente con lo que quiere el Fondo", alertó.

Una semana más tarde, el vocero del Fondo, Gerry Rice señaló que el diálogo con Argentina “es por un programa de facilidades extendidas”, es decir, a diez años.

El segundo tema en discusión es que México, Argentina, y otros países de “tamaño medio”, como se dice en la jerga del Fondo, quieren que el dinero que reciban por esta ampliación de capital los países desarrollados, y que no sean utilizados, sea destinado a un “fondo de recilencia”, una especie de ayuda adicional para estas naciones en desarrollo o directamente pobres.

Al respecto, Rice reconoció que en el directorio del FMI “hemos hablado de la posibilidad de crear un fondo fiduciario de resiliencia para países pobres y vulnerables; pero por el momento nos concentramos en la asignación de DEG; luego vendrá el Fondo para reasignar y canalizar los fondos (de países que no los necesiten) que también estamos examinando".