"Las autoridades económicas de Argentina no solo no han logrado restablecer la confianza, sino que las medidas políticas adoptadas inmediatamente después de la reestructuración de la deuda han empeorado drásticamente la crisis económica del país”, dice un comunicado que publicaron este jueves tres clubes de bonistas que cuentan con una porción importante de la deuda argentina y que entraron en el canje acordado meses atrás.

Los grupos Ad Hoc, Exchange Bondholders y Argentina Creditor Committee sostienen que proporcionaron “US$ 37.000 millones en alivio de flujo de efectivo”, más una “gran pérdida de valor” con el objetivo de “allanar el camino del país hacia la recuperación de una profunda recesión y la pandemia de Covid-19”. En ese sentido, señalan que el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el Gobierno de Alberto Fernández, deben cumplir con su palabra.

Según los bonistas, Argentina debe romper “con el círculo vicioso”. “Los bonistas ya cumplimos con nuestro deber, dando la histórica oportunidad a la Argentina de un nuevo comienzo, ahora es tiempo que el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) hagan su parte”, dice el comunicado.

"Está claro que la intención de tener un déficit primario de 4.5% y un déficit general de 6% en 2021, financiado con la impresión de pesos, es tan dañino para la confianza tanto interna como externa", detallaron. 

Cuestionan, a su vez que "al transmitir el mensaje de que incluso las deudas sostenibles no se reembolsarán, las autoridades argentinas han alarmado a muchos acreedores, que se preguntan si sus sacrificios para proporcionar una estructura de deuda que Argentina es capaz de atender fueron esencialmente insignificantes frente a un prestatario que simplemente puede no estar dispuesto a pagar”.

Previo a estas afirmaciones, los bonistas cuentan que, durante las negociaciones, insistieron en reiteradas oportunidades respecto a cuál era el plan económico del Gobierno una vez alcanzado el acuerdo. Según el grupo de acreedores, Guzmán rechazó ofrecer parámetros específicos de la agenda económica, asegurando que “la sustentabilidad fiscal y la reconstrucción de las reservas internacionales eran sus principales objetivos”.

Lamentablemente, hasta ahora, las preocupaciones de los acreedores han demostrado estar bien ubicadas”, señalaron los bonistas.