El Gobierno prometió que este año los salarios le ganarían a la inflación por primera vez luego de tres años consecutivos de caída en términos reales. Sin embargo, los analistas privados estiman que en 2021 los ingresos de los trabajadores volverían a perder contra los precios, acumulando cuatro caídas al hilo

La consultora Ecolatina estimó que el salario real de los trabajadores formales retrocedió casi 17% entre 2018 y 2020. Ese resultado habría sido producto primero de paritarias que no anticiparon aceleraciones inflacionarias y, por otro lado, la profundización que hubo de ese proceso durante lo peor de la pandemia. 

Los primeros acuerdos salariales que firmaron los gremios estuvieron en torno a una pauta oficial del 29%, que la aceleración de los precios dejó descartada durante la primera mitad del 2021. Durante los primeros cinco meses, la inflación se movió en promedio al 4% y motivó una reapertura de paritarias en torno al 45%. De hecho, “el salario formal real cerró la primera mitad del año con una caída promedio de casi 7% interanual”, dijo la consultora.

De todas formas, ese nuevo piso de actualizaciones también quedaría por debajo de la evolución de los precios minoristas que la mayoría de los analistas prevén finalizará 2021 muy cerca del 50%. 

“El salario real formal cerrará el año con una caída promedio del orden del 3%, encadenando el cuarto rojo consecutivo, pero con una dinámica que habrá sido de menor a mayor. De hecho, en términos interanuales el salario real mostrará un crecimiento de casi 4% sobre fin de año, lo que deja un arrastre positivo para la recuperación en 2022”, mencionó Ecolatina.

Por su parte, Econviews sostuvo que los salarios del Sistema Integrado Previsional Argentino (Sipa), que incluyen bonificaciones no remunerativas, se aproximarán a la inflación, pero no llegarían a empatar. 

“En los 8 meses de registros, se anotaron caídas reales en términos reales en cuatro de ellos y subas en la otra mitad. En el cuatrimestre restante continuarán las subas, pero en nuestro escenario base esperamos que el promedio anual cierre en -0,6%”, detallaron. 

Por otro lado, en septiembre la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) le ganó a la inflación y quedó 2,8% por encima de diciembre de 2020. Sin embargo, ese nivel es de los más bajos de la última década y sólo a fines de 2009 había un salario tan bajo. Vale aclarar que se está teniendo en cuenta los salarios del sector registrado.

Estos últimos datos surgieron del análisis del director del Observatorio de Derecho Social de la CTA, Luis Campos. A su vez, el especialista indicó que en el acumulado de los primeros meses del año el saldo es negativo y que de los últimos 40 meses la variaciones interanuales arrojaron pérdidas en el poder adquisitivo.

Campos además resaltó que una mejora del 2,8% no se siente en el bolsillo con precios minoristas que se mueven al 3,5% mensual o al 50% anual. “El que le gana a la inflación sabe que lo que recuperó ayer lo puede perder mañana; al que pierde no hay nada que explicarle. Si bien el promedio está dando positivo, la sensación es completamente opuesta”, afirmó.

Para el Gobierno es importante que los salarios puedan recuperar capacidad de compra, combustible fundamental para apuntalar la reactivación y sostenerla. Como señaló FIDE en su último trabajoresulta fundamental sostener el poder adquisitivo para poder mantener los niveles de demanda que permitan a la economía seguir recuperándose”

En ese sentido, no se puede soslayar la implicancia de los trabajadores no registrados o “informales”. En 2020 este segmento perdió 5% de su capacidad de compra debido a la imposibilidad de negociar paritarias y a la falta de muchos derechos con los que sí cuentan los denominados “en blanco”. 

En ese marco, Ecolatina espera que este año la pérdida de los informales duplique a la de los formales. “Esta fuente de heterogeneidad adicional es la que más impacta sobre la desigualdad y presiona por una mayor asistencia de parte del Gobierno”, agregaron.

“El salario que le está ganando a la inflación es el de los asalariados registrados. Los datos para los no registrados son mucho menos precisos, pero estarían dando cuenta de una caída de casi el 10% en términos reales en comparación con diciembre de 2020”, dijo Luis Campos.

Respecto al final del año, las demandas de los gremios comenzaron a hacerse escuchar en las últimas semanas y el Gobierno se mostró públicamente dispuesto a convalidar un nuevo proceso de reapertura de las paritarias. Esas actualizaciones se materializarían recién a comienzos de 2022. 

“Es más probable que aquellos sindicatos que lograron paritarias que terminarán por debajo de la inflación puedan obtener incrementos adicionales en el verano. Pero ello significará combustible adicional para un verano que vendrá caliente en materia cambiaria e inflacionaria”, advirtió Econviews.