En Argentina, el dólar siempre tiende a subir más temprano que tarde, pero nunca avisa con qué velocidad y en qué momento lo hará, más allá de un combo de señales que presagiaban un inminente rebote tras una apacibilidad de tres meses y medio. En efecto, la semana pasada el dólar blue y los financieros despertaron del letargo, algo inevitable ante la elevada inflación, ya instalada desde julio pasado por encima del 6% mensual, y con un Banco Central que, desde hace semanas había empezado a acelerar las ventas de reservas -acumula ventas unos u$s 920 millones en el mes, extrañando al dólar soja- y a dejar correr con mayor impulso al tipo de cambio oficial (entre el 6 y 7% mensual). Claro que hay otro factor que explica este rebote: las frecuentes intervenciones del Banco Central en el mercado de deuda en pesos -tratando de evitar una nueva crisis como la de junio pasado- ante los últimos magros resultados en las licitaciones del Tesoro.

Así, el dólar blue pasó en una semana de $293 a $306 (+4,4%), pero donde se observó mayor dinamismo fue en el dólar que se puede conseguir en la Bolsa a través de la compraventa de bonos y/o acciones: el MEP saltó casi $16 (+5,3%) a $313,58, y el “contado con liqui” (CCL) escaló más de $22 (+7,3%), superando los $330 (cerró a $ 332,24), con el horizonte puesto en el dólar Qatar (tipo de cambio oficial, más 100% de impuestos, para compras con tarjeta en el exterior por más de u$s300 por mes y por persona), que concluyó la semana pasada arriba de los $340. 

Esta marcada suba semanal de los dólares paralelos, hizo evaporar parte de las ganancias de los últimos meses del “carry trade”, la estrategia de salir del dólar, y apostar por la tasa en pesos, obteniendo así un rendimiento importante en moneda dura. 

En los tres casos (CCL, MEP y blue) se trata de precios máximos en tres meses y medio, desde la corrida de julio en medio la aguda crisis política del Gobierno tras la salida de Martín Guzmán al frente del Ministerio de Economía, el efímero paso de Silvina Batakis, y antes de la llegada de Sergio Massa. Y un dato no menos inquietante es que la brecha cambiaria (entre el dólar mayorista de $163,18, y el CCL) volvió a ubicarse por encima del 100%, algo que no pasaba desde hace varias semanas. 

El gran problema de que se ensanche la brecha es que le resta incentivos a la liquidación de las exportaciones y, al mismo tiempo, alienta a los importadores a demandar la divisa, generando un círculo vicioso, en el cual el Banco Central o frena aún más las importaciones o inevitablemente vende más reservas. 

“La suba del CCL esta semana no parece más que un reacomodamiento previsible de los dólares financieros luego de una ventana corta de ´carry trade´. Es posible que el CCL recupere mayor estabilidad en el corto plazo en un valor por encima del dólar Qatar, que en el pasado funcionó como un piso para las cotizaciones”, señalaron desde Delphos Investment. 

Las compras de títulos en pesos por parte del Banco Central para contrapesar la creciente incertidumbre sobre la renovación de la deuda en moneda local aumentan la liquidez del mercado (mayor emisión de pesos) y presionan sobre el MEP, CCL, y consecuentemente, en el blue. Cálculos de mercado estiman que la emisión del BCRA superaría los $250.000 millones en el último mes, un monto bastante menor al emitido durante junio y julio ($ 1,1 billones), para evitar la caída de precios de la curva de deuda CER (ajusta por inflación) y de LEDES (letras a Descuento con corto vencimiento). 

“Es el primer test del mercado a Massa como ministro. En FMyA creemos que aún tiene herramientas para traer calma al mercado, para mejorar el frente de pesos y tiene algunas alternativas para mejorar el frente de dólares. Pero la tendencia del dólar es alcista para el mediano plazo”, advirtió un informe del economista Fernando Marull. 

Según proyecciones de un informe de una consultora que sigue el mercado, si el Gobierno logra controlar la deuda en pesos, el CCL podría ir a niveles de $360, en base al dólar convertibilidad (indicador que proyecta el tipo de cambio oficial, teniendo en cuenta la cantidad de pesos y de reservas del BCRA). 

Pero, si no se logra estabilizar en las próximas semanas y el BCRA sigue perdiendo reservas internacionales, los cálculos del mismo informe, indican que “sería lógico” que el dólar vaya hacia a niveles de $430, que equivale al dólar CCL de $360 (del 28 de julio pasado, tras la salida de Guzmán), ajustado por inflación. 

Pero hay un escenario aún más pesimista, aunque hoy es improbable: si Massa llegara a renunciar, suenan creíble los $500 de la salida de la crisis Covid en octubre de 2020 (dólar a casi $200, pero que ajustados por inflación hoy son $500). 

De los tres valores, lo más probable hoy es el $360, ya que el ministro Massa aún cuenta con margen para estabilizar los pesos y los dólares. 

Por ejemplo, en lo que refiere a los primeros, el Tesoro podría volver a ofrecer bonos más acordes a la demanda (LEDES, LECER) de corto plazo (a 6 meses), posiblemente subir la tasa de interés, o cambiar una vez más la regulación para incrementar demanda (por parte de bancos). Eventualmente, el BCRA volverá a emitir para sostener la curva de pesos. “Hay que tener en cuenta que, de los vencimientos de la deuda en manos de privados, el 25% es la ´demanda inestable´ que puede generar una corrida. No es todo porque el resto es demanda más estable”, aclara Marull. 

Respecto de los dólares, el Gobierno está analizando por estas horas restablecer el dólar soja (tipo de cambio diferenciado para los sojeros), para incrementar las liquidaciones de divisas y así fortalecer reservas. Se trata de una medida que Massa impulsó en septiembre, y que contribuyó a la parcial estabilidad cambiaria: los agroexportadores liquidaron más de u$s8.000 millones en un solo mes, récord absoluto. La cuestión clave es definir qué tipo de cambio definirá el Gobierno, tras los $200 fijados en septiembre. Especialistas estiman que esta medida podría incrementar el piso de las liquidaciones a u$s3.500 millones, que resultan como agua en el desierto para el BCRA. Al mismo tiempo, debería comenzar a tener impacto la nueva oferta proveniente de los dólares de los turistas extranjeros, tras nuevas complicaciones en su implementación (tal como el dólar Qatar). 

Por el lado de la demanda de dólares, el BCRA tiene poco margen para regular las importaciones vía el filtro del nuevo Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) y promover que empresas usen dólares propios o consigan financiamiento externo. Por último, vale aclarar que la ampliación del swap con China u$s5.500 millones no se suma a las reservas netas, según el acuerdo con el FMI, con lo cual la pregunta que surge del mercado es: ¿habrá más cepo o mayor devaluación? 

Hoy, las mayores probabilidades están del lado de la primera opción, bajo la premisa de que no se acelere la inflación (vamos camino al 100% para 2022), con la esperanza que, esta vez, sí funcione el nuevo congelamiento de precios (Precios Justos), dentro del objetivo general del plan “llegar”, tras ser descartado un plan de estabilización. Claro que, al mismo tiempo, hay que prenderle velas al clima para que aparezcan, a como dé lugar, nuevas precipitaciones, y al contexto internacional: tasas, guerra, precio de la soja, recesión.