Nuevamente, el acuerdo con el FMI expuso las internas dentro del Frente de Todos. Es que el organismo pidió para el segundo semestre una política fiscal más “estricta” que incluiría una merma en la demanda interna, es decir, en el consumo y por resultado la actividad económica. El Gobierno sostiene los objetivos trazados, mientras que desde el kirchnerismo apuntan directamente a las consecuencias sociales y electorales que pueda tener la implementación del programa.

Esta mañana, la senadora Juliana Di Tullio, del riñón de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, cargó directamente contra los pedidos que realizó el Fondo este fin de semana y también contra el presidente Alberto Fernández a quien pidió “un giro de timón”. "Estoy preocupada por los pedidos de ajustar salarios y jubilaciones", dijo Di Tullio y agregó que "el FMI está jugando un partido político. ¿Quiere que el peronismo pierda?".

La senadora hizo referencia al staff report que sacó el organismo luego de la primera evaluación sobre el cumplimiento del programa argentino, que fue aprobada por el directorio. Allí se cambió el sendero de metas trimestrales por el impacto de la guerra en Ucrania y así darle aire al país para cumplir este año, pero se mantuvieron los objetivos de un déficit primario del 2,5% del PBI, asistencia monetaria del BCRA al Tesoro por 1% del PBI y una acumulación de reservas de US$ 5.800 millones para 2022.

Para alcanzar estos “criterios de desempeño” el FMI calificó como prioritario cumplir con la meta de déficit primario, para lo cual se requerirán “políticas fiscales más estrictas en la segunda mitad del año que a su vez son fundamental para limitar la financiación monetaria del déficit, moderar el crecimiento de la demanda interna y ayudar abordar la persistente alta inflación”

En concreto, el pedido es por un enfriamiento en la recuperación de la economía, que va en línea con la última actualización de Presupuesto que realizó el Ministerio de Economía. Allí, el equipo de Martín Guzmán consignó una proyección de crecimiento del 4% para el PBI este año, que implica un estancamiento para los próximos meses.

Pero la referencia de Di Tullio tuvo que ver con un párrafo en particular que planteó el organismo en el que se especificaba que “deben evitarse los ajustes discrecionales al alza de los salarios y las pensiones para asegurar los objetivos fiscales, mientras que se debe comenzar a trabajar en la preparación de opciones para mejorar la equidad y la sostenibilidad del sistema de pensiones”

Otra de las preocupaciones centrales para el peronismo de cara a las elecciones es el malhumor social, que podría complicar las chances de continuar en el poder luego del 2023. El foco principal es la inflación, que las consultoras estiman en 70% para este año y su impacto en el poder adquisitivo de los ingresos.

Por su parte, el FMI advirtió que los riesgos del programa son “elevados” y que el apoyo al mismo "podría debilitarse antes de las elecciones de 2023, o incluso antes “si no se aborda la persistente inflación”.

Esta mañana Guzmán afirmó que “la política fiscal tiene un rol para el desarrollo del mediano, largo plazo y para lo inmediato, en una situación de recesión, es importante que el sector público salga a auxiliar para darle impulso a la economía, lo hicimos en 2020, lo se hizo ahí fue contener que no hubiera destrucción de capacidades en las empresas”.