El encuentro privado entre Cristina Kirchner y el economista Carlos Melconian para analizar la crisis económica, no llegó en un momento cualquiera, sino pocos días después de que el  ministro de Economía, Martín Guzmán, se reuniera con la dos principales cámaras de bancos del país para pedirles su apoyo en las dos próximas licitaciones de deuda que el Tesoro necesita para financiar su déficit y cumplir con compromisos adquiridos con el Fondo Monetario Internacional (FMI). 

Los representantes de la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA)  y los de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA, de capitales extranjeros) escucharon de boca del ministro y del subsecretario de financiamiento, Ramiro Tosi, el pedido para que no se sigan cayendo los bonos atados a la inflación por CER, los principales instrumentos que utiliza el Gobierno para financiarse, y que  la semana pasada sufrieron una corrida que puso en duda la capacidad de financiamiento oficial.

Y es que el sistema financiero tiene cada vez más dudas de que pueda seguir financiando el déficit fiscal con estos bonos. De hecho, en la city porteña creen que si el gobierno no comienza a reducir el déficit fiscal y el Banco Central no logra recomponer reservas, la posibilidad de una  devaluación del tipo de cambio mayorista se hace cada vez más fuerte. El 80% del gasto público se financia con impuestos, pero el déficit se financia en un 80% con emisión monetaria, afirman entre los economistas de la city porteña. 

En este contexto es que la reunión de CFK con Melconian y la economista Pía Astori, presidenta de la Fundación Mediterránea, toma otro sentido como mensaje político al núcleo del equipo económico. Y esto ocurre, dicen quienes conocen a CFK, porque la vicepresidenta cree que el diagnóstico de los economistas que rodean al presidente Alberto Fernández es errado.

El tema que discute con fuerza Cristina es la naturaleza bimonetaria de la Argentina, que hace que el dólar sea “la medida de todas las cosas” en materia económica. Para la sorpresa de Melconian y Astori, el diagnóstico de la ex presidenta fue bastante parecido al de los economistas. Coincidieron, sin decir nombres, que el escenario de falta de dólares se da  en un contexto de liquidación de granos e ingresos récord de agro dólares, Y señalaron que, a  esta misma altura del año pasado, el Banco Central había podido concretar compras netas de divisa por 6 mil millones de dólares, mientras que en igual período de este año el saldo es de sólo 932 millones de dólares.

Varias fuentes señalan que tampoco convence a la vicepresidenta las corridas sobre el precio de los bonos. Después de todo, el 40 %  de los papeles se encuentra en manos de organismos públicos y el otro 60 % está dividido, en unos 20 puntos en manos del sistema financiero y los otros 40 puntos dispersos entre particulares, empresas, compañías de seguro. Dicen quienes la conocen que cree mas en el fuego amigo que en el incendio de los mercados. 

CFK  escuchó con detenimiento y especial interés lo señalado por los economistas sobre la inflación. Acaso porque Astori, en informe del IERAL del 16 de junio, utilizando los datos de la Dirección de Estadísticas de CABA, señalaba que “se tiene que los precios en dólares de los ítems no regulados se han encarecido un 26 % en dólares (tipo de cambio oficial) mientras que esa suba es de nada menos que un 40 % para ítems de bienes protegidos de la competencia externa, por las restricciones existentes para importar. Seguramente, la brecha cambiaria es uno de los principales puntos de referencia a la hora de la definición de los precios en ese mercado”. Una definicion de un pais bimonetario que piensa en verdes mas que en pesos.