La Reserva Federal de los Estados Unidos aumentó este miércoles su tasa de interés de referencia de 2,25% a 2,5%, su nivel más alto desde 2018, en un intento para absorber liquidez y reducir las proyecciones de inflación.

La decisión de la “FED” se produjo tras un salto de la inflación al 9,1%, la tasa anual más elevada desde 1981, impulsada principalmente, por la suba de los combustibles, y en menor medida, los alimentos.

Con esta medida, el equivalente al Banco Central de los Estados Unidos, absorbe dinero del mercado y reduce la circulación del dinero, para atenuar la suba de precios.

Por contrapartida, esto también implica que se desacelerará el crecimiento económico porque los consumidores y las empresas pedirán menos préstamos y gastarán menos.

Con la proximidad de las elecciones legislativas de mitad de mandato en noviembre los índices de aprobación pública del presidente Joe Biden han disminuido y ha aumentado la probabilidad de que los demócratas pierdan el control de la Cámara de Representantes y el Senado.

Las subas de tasas que viene aplicando la FED afectó principalmente el mercado inmobiliario. El tipo medio de una hipoteca fija a 30 años se ha duplicado aproximadamente en el último año, hasta el 5,5%, y las ventas de viviendas han caído.

A nivel internacional, la suba de tasas de los Estados Unidos genera que haya menos dinero para países emergentes en lo que en la jerga se denomina “fly to quality” por lo cual las casas de inversión dejan los activos más riesgosos y apuestan a lo seguro.

Sin embargo, en la jornada, la Tasa de Riesgo País de Argentina perforó el piso de los 2.800 puntos, luego de estar la semana pasada muy cerca de llegar a los 3.000, y cerró en 2.736, según el banco JP Morgan.