De la mando de la baja de contagios, la economía comenzó a reactivarse en sectores que todavía tienen mucho terreno por recuperar. En particular, las pymes fueron las empresas más afectadas por la crisis sanitaria. En diálogo con Data Clave, el presidente de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (FECOBA) y vicepresidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Fabián Castillo, mencionó que “estamos en un cambio de era” en el que  "muchas actividades van a tener que reconvertirse o ya lo están haciendo".

DC: Después del golpe que implicó la pandemia, el panorama actual parece mostrar un sendero de recuperación, ¿Cuál es el desafío de las pymes en ese proceso?

FC: Hoy vemos una clara reactivación. Hemos aprendido, y seguimos haciéndolo, a vivir con una pandemia. Algo inédito en el mundo, en la historia. Lo digo también desde el sistema productivo, donde la principal preocupación fue cómo sostener el empleo legalmente establecido. La postpandemia es el correlato que sigue, es decir, cómo aprendimos a convivir y desarrollarnos después de semejante golpe. Muchas actividades van a tener que reconvertirse o ya lo están haciendo, porque los hábitos de las personas han cambiado radicalmente. Concretamente, desde FECOBA estamos preparando un proyecto de ley para reconvertir el casco histórico de Argentina, que es la Ciudad de Buenos Aires. En el peor momento de la crisis sanitaria sufrió 21.000 locales cerrados y el saldo actual es de 14.000. Ahora tenemos que trabajar para que otras empresas no caigan del sistema y vuelvan a recuperar su estándar. Pero no sólo por la caída de 2020, sino por recuperar lo que se perdió en los años previos, a partir de 2018 y 2019.

DC: ¿Cuál es la importancia de que las aperturas de actividades vayan acompañadas por un mayor poder adquisitivo?

FC: Es vital que la gente tenga plata para gastar en los comercios, sobre todo después de varios años de caídas consecutivas en el poder adquisitivo. Tenemos que buscar una respuesta como sociedad. Habría que evitar los conflictos internos y ponerse de acuerdo en políticas de Estado. Yo reivindico la importancia del entramado productivo para un desarrollo nacional y mejorar la vida de las personas a través de empleos de calidad. Hay buenos incentivos, el programa Ahora 12 por ejemplo, pero también a veces faltan insumos para producir.

DC: ¿Qué tipo de dificultades le hacen llegar los empresarios?

FC: Un tema, sin duda, es el de la dificultad de conseguir insumos o materias primas. A veces suceden cuestiones a nivel internacional que tienen impacto, otras veces tiene que ver con la devaluación y el encarecimiento. Si tenemos buenos programas para incentivar el consumo, pero no producimos, no sirve. También hay cuestiones transversales, una es la presión impositiva. La otra es la falta de financiamiento. Cuando llega la pyme al banco, le exigen como si fuera una multinacional. En esas cuestiones tiene que estar el Estado, porque su obligación no sólo es escuchar, sino dar respuesta.

DC: ¿Cómo es ir a pedir crédito para una pyme?

FC: En realidad es un combo. Cada uno de los que va a pedir un préstamo también tiene sus dificultades. El rol de la banca tiene que ser ese, dar crédito para desarrollar la economía. No sirve nada más que para cambiar dólares o pagar servicios, tiene que estar para el desarrollo productivo. Hay pocos lugares del mundo en los que la moneda pierde valor constantemente. Hay que darle valor. La banca es responsable también de eso. Acá tuvo tasas de interés del 80%, es imposible pensar en invertir así.

DC: ¿Qué debe hacer la dirigencia empresaria para afrontar lo que viene?

FC: Estamos ante un cambio de era. Nada va a volver a ser igual después de la pandemia. Hoy tenemos el home office, medios de pagos digitales, etcétera. Se aceleró el proceso de digitalización. Esa evolución tiene que ser acompañada por un aprendizaje que tenga el menor costo posible. Desde CAME Y FECOBA estamos llevando adelante programas de capacitación para que las pymes se reconviertan. La gente cambió sus hábitos de consumo. Yo soy zapatero; vendemos más para oficinas y fiestas. Ahora no hay tanta cantidad de eventos y muchos trabajan desde casa, por lo que hay menos demanda. Eso hace necesario que nos reconvirtamos. Después de tanto tiempo de encierro se valoran mucho los espacios abiertos, los centros comerciales abiertos. La gente no quiere entrar al shopping, por ejemplo. Para las 1400 cámaras que están en CAME y las 230 de FECOBA queremos ayudar a conseguir la previsibilidad. El efecto más duro del Covid-19 es la incertidumbre, que a nivel comercial se traduce en poder vender los productos. 

DC: En los últimos años, la devaluación fue un fenómeno recurrente, ¿Cómo afecta eso el día a día?

FC: Los años electorales siempre generan mucha incertidumbre, nadie sabe qué va a pasar con el dólar. Eso también repercute y hace que no quiera invertir. Esto tiene que ser una oportunidad para estar unidos. Primero necesitamos las materias para producir y vender en el mercado interno. Hoy, por caso, están faltando clavos y alambre, vitales para la construcción. Tenemos que generar un mercado interno fuerte y un esquema exportador de valor agregado. Veo muy bien que exportamos materias primas, pero el valor agregado es lo que va a permitir generar empleo y sostenibilidad en el largo plazo. 

DC: Los jóvenes tienen serias dificultades para insertarse en el mercado de trabajo, ¿Cómo se puede mejorar ese esquema?

FC: El objetivo del empleo legalmente establecido es cumplir con el desarrollo. Los jóvenes buscan un desarrollo personal, un ámbito en el que pueden crecer. Faltan escuelas de oficios sobre lo que se necesita en las industrias. También en las economías vinculadas con lo digital, hay que formar desde las escuelas para los trabajos del futuro. La prohibición de despidos, los costos laborales o las indemnizaciones, son limitantes. Mejorar estos esquemas será un complemento para generar empleo. Qué pasa con las pymes hoy, muchas se están por caer en la clandestinidad. Eso genera empleo informal, que no da posibilidad de desarrollo ni derechos. Todos fuimos empleados o emprendedores en algún momento. 

DC: ¿Cómo se puede repensar las relaciones laborales en esta post pandemia?

FC: Tiene que haber equidad para que la relación empleado empleador sea digna, que permita el desarrollo para ambas partes. Para el tipo de empresas que representamos, un empleado no es un número, pasa a ser parte de la familia. Me parece que hay que avanzar en buscar una forma en la que se sienta seguro de tomar un empleado y que ese trabajador sepa que se van a respetar sus derechos.