La primera funcionaria en reconocer públicamente que en el seno del Gobierno se analizaba la posibilidad de endurecer el cepo fue la Vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca. Finalmente, fue también la única. En una entrevista radial, Todesca aseguró el 15 de agosto que "la Argentina necesita más regulaciones" y admitió en ese sentido que la opción de aumentar las restricciones para la compra de dólares estaba "sobre la mesa"

La idea no cayó del todo bien entre los actores de la economía local y rápidamente empezaron los paños fríos. La primera desmentida oficial estuvo a cargo del presidente del Banco Central, Miguel Pesce. El 25 de agosto participó del congreso virtual del Instituto Argentino de Ejecutivos en Finanzas (IAEF), en donde señaló que no encontraba razones "para mayores restricciones en el mercado de cambios"

La palabra más esperada apareció hace apenas dos semanas. Alberto Fernández brindó una entrevista en a la señal de noticias TN y criticó al cepo. "Siempre creí que es algo malo. Yo lo heredé, así como heredé un país en términos de reservas en caída libre" indicó, y agregó que "no lo potenciaría ni lo haría más grave"

Llegó días después el turno del responsable de la cartera de Economía. En un extenso diálogo con el diario la Nación, Martín Guzmán descartó la alternativa de endurecer las medidas y sentenció que "cerrar más el cepo sería una medida para aguantar y no vinimos a aguantar la economía"

"Recordemos que el cepo fue instalado por la administración anterior en un momento de suma volatilidad. Nosotros apuntamos a un horizonte en el cual haya otro esquema de regulaciones de la cuenta de capital, no como el del gobierno anterior que eliminó prácticamente la cuenta de capital", dijo entonces el ministro.