Pasaron apenas dos años desde que Martín Guzmán reestructuró la deuda con los privados, en los que fue tomado como “un triunfo” por el Frente de Todos, ya que suponía postergar el pago de unos US$ 35.000 millones de vencimientos en el 2020 y 2021, comenzar con los pagos importantes recién en el 2024

En ese momento, los bonos argentinos cotizaban al 50% de su paridad, se logró una quita simbólica del 1% del capital, y se refinanciaron los pagos. Sin embargo, Argentina no accedió al mercado internacional para financiar sus “obras”, o gastos corrientes, y lo hizo en el mercado local, en pesos.

Así, la deuda total en mayo – último dato oficial - ascendía a US$ 374.536 millones, poco más de US$ 11.300 millones más que a comienzos de año. Según el informe de la secretaría de Finanzas ese total implica US$ 51.471 millones por encima de diciembre del 2019, cuando dejó el gobierno Mauricio Macri.

Y todo esto, a pesar del canje de la deuda con el sector privado, cerrado en septiembre del 2020, la renovación del préstamo por unos US$ 44.800 millones que se hizo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en marzo de este año, y diferir para el 2024 el pago de US$ 2.400 con el Club de París.

De hecho, la deuda con el FMI ascendía a mayo de este año a US$ 44.839 millones, mientras que los bonos en pesos ajustados por inflación (CER) subieron hasta US$ a 54.249 millones.

Por eso, este martes, cerrará un canje de deuda en pesos emitidas bajo jurisdicción local ante los $ 600.000 que vencen este mes, a través de la entrega de un bono-dual (se puede elegir si se ajusta por inflación o variación del dólar) operación que ya tiene un 60% de adhesión, mayoritariamente de organismos públicos.

Además, y con la tasa de Riesgo País rondando los 2.400 puntos, Massa emprenderá entre la última semana de agosto y la primera de septiembre una gira por los Estados Unidos, Francia, y Qatar con la intención de renegociar algunas condiciones del acuerdo con el FMI y conseguir una operación de REPO con bancos internacionales y un fondo qatarí.

En Washington, y con el Fondo Monetario Internacional (FMI) buscará flexibilizar la meta acordada en marzo de acumular US$ 5.000 millones de reservas a fin de año, cuando hasta el momento el saldo es poco menos de US$ 600 millones, dijeron fuentes allegadas a la negociación, ya que Massa considerá una falta de respeto que las autoridades del organismo se enteren por la prensa los temas a dialogar. También en esa recorrida tratará de destrabar créditos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para mantener la obra pública.

En Nueva York, se entrevistará con bancos de inversión, como Bank of America-Merrill Lynch, Citibank y Goldman Sachs, entre otros en busca de realizar una operación de REPO. Las operaciones de pase o REPO consisten en una línea de financiamiento bancario, por el cual una parte les compra a los otros títulos al contado y, en forma simultánea, arreglan la operación inversa con un plazo y un interés determinado.

La diferencia entre el precio de compra al contado del título y el de venta a futuro, da como resultado la tasa de interés de la operación. En el Gobierno estiman que podría haber créditos al 6,5% en dólares.

Massa utilizará esos fondos para re-comprar bonos, que cotizan a un promedio de 20%, en lo que supone una restructuración de la deuda ya emitida apenas hace dos años, y también acrecentar las reservas, mientras reduce el déficit fiscal.

La otra escala es en Francia, donde dialogará con el Club de París para renegociar la deuda de US$ 2.400 millones que argentina tiene con el organismo y que traba créditos directos a empresas.

Por último, la escala lo llevará a Qatar, país que le ofreció a Argentina un crédito por US$ 6.500 millones a tres años, que podría servir como fuente para fortalecer las reservas internacionales, defender al dólar y recomprar parte de la deuda.