Varios mensajes extraídos de teléfonos policiales, que dicen "lo que hicieron los polis no tiene nombre", "encima le ponen una pistola de juguete", "vi todo", "hay que preparase"; fueron sumados como prueba del encubrimiento que policías de la Ciudad montaron en la escena donde fue asesinado en noviembre pasado por tres efectivos el adolescente Lucas González, en el barrio porteño de Barracas.

Así lo dejó asentado en su resolución el juez de Instrucción Martín Del Viso, quien el  miércoles procesó con prisión preventiva a otros siete acusados, entre ellos al máximo jefe policial de la zona donde ocurrió el hecho.

En tanto, fuentes judiciales informaron a Télam que también surgió en las últimas horas información sobre que uno de los ayer procesados, el subcomisario Ramón Chocobar, está a punto de ser juzgado por un Tribunal Oral Federal porteño en el marco de otra causa por el delito de "falsificación de documento público".

En el fallo de 186 páginas, el juez Del Viso analizó toda la prueba producida a lo largo del mes y medio de instrucción por parte del fiscal Leonel Gómez Barbella, y en el marco de la cual hay tres policías procesados con prisión preventiva por el homicidio agravado de Lucas y la tentativa de homicidio agravado de sus amigos, y otros 13 por el encubrimiento agravado de esos hechos.

Y fue en ese análisis en el que incorporaron como prueba nuevos mensajes extraídos de los teléfonos de los policías acusados que constan en un informe realizado a pedido de la fiscalía por personal de la Dirección General de Investigaciones de Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (Datip).

Para el magistrado, ese informe "contiene material que ha venido a confirmar todas las sospechas que se pusieron de manifiesto".

"A modo de ejemplo, del teléfono secuestrado a (el oficial principal) Héctor Cuevas (uno de los primeros procesados), se extrajeron, entre otras cosas, mensajes que envió el 18 de noviembre a las 18.32 al decir 'lo que hicieron los polis no tiene nombre', 'unos dementes', 'encima le ponen una pistola de juguete', 'déjate de joder' y 'yo fui el primero en llegar', 'y vi todo', 'lo que hicieron'", transcribió Del Viso.

Y continuó: "Y el mismo día del hecho (17 de noviembre) a las 20.52 también escribió a requerimiento de su interlocutora que le preguntó 'tenía una réplica como decía el poli??', que "se la pusieron"".

Voceros de la pesquisa consultados sobre ese informe dijeron que fue Cuevas quien respondió "se la pusieron" al ser preguntado por la persona con quien se mensajeaba sobre el arma de juguete hallada en el auto de los cuatro adolescentes atacados por la policía, y que desde el inicio el Ministerio Público sostuvo que había sido "plantada" para sostener la falsa versión de en enfrentamiento.

También el juez se refirió a un intercambio de mensajes entre el procesado subcomisario Roberto Inca y una policía que le informó acerca de la muerte de Lucas en el hospital el El Cruce de Valera el 18 de diciembre.

De acuerdo a ese intercambio, iniciado a las 17.42 de ese día, Inca puso un emoji que "parecería ser una calavera" cuando la persona que le escribió le dijo que el adolescente había fallecido, tras lo cual agregó: "Entonces hay que prepararse".

El juez hizo además especial hincapié a una comunicación que involucra al comisario Rodolfo Ozán y a otro de los procesados, el comisario Fabián Du Santos, en la que se refieren al accionar de los policías de la brigada como "un mocazo" y en la que se dice que "busquen lo tenga que buscar para justificar esto".

"No se puede dejar pasar el tenor de la conversación, pues no solo se aparta absolutamente de las misiones y funciones que debe cumplir todo policía sino que denota un desprecio por la vida ajena evidente e intolerable. Es que en lugar de ocuparse de una persona herida de bala y de velar por la legalidad del procedimiento posterior a la balacera prefirieron centrar su actividad en 'emprolijar [la] cagada', lo que se debe articular entonces con la instrucción que dio de que nadie filmara o tomara fotos", destacó el juez en el fallo.

Y al analizar el accionar policial desplegado en la escena del hecho, y referirse puntualmente a los últimos siete procesados, el comisario inspector Daniel Santana, el comisario Ozán, el subcomisario Chocobar, y a los oficiales Sebastián Baidon, Jonathan Alexis Martínez, Ángel Darío Arévalos y Daniel Rubén Espinosa, escribió: "Parece claro que desde el primer momento los agentes pudieron y debieron percibir que se intentaba dar ropaje de legalidad a un procedimiento que a todas luces no lo era".