Desde hace unos días se hizo pública la preocupación por el inminente colapso de las camas de terapia intensiva de las instituciones públicas y privadas de la Cuidad y la provincia de Buenos Aires, así como también en muchas ciudades del país. Tras la carta emitida el martes por la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), el presidente Alberto Fernández se reunió ayer con un grupo de terapistas y trabajadores de la salud hoy en Olivos para interiorizarse sobre el trabajo que desarrollan en el marco de la pandemia de coronavirus.

Para ahondar en la cuestión y aclarar algunos conceptos, Data Clave dialogó en exclusiva con Martín Deheza (MN 63805), jefe de Emergencias del Hospital Rivadavia, titular de Terapia Intensiva del Centro Gallego, Director de la carrera de Terapia Intensiva de la Universidad de El Salvador y miembro de SATI, quien resaltó su preocupación por la situación y sumó el concepto de “un mayor error médico” debido al cansancio crónico que tienen los profesionales, lo cual también influye en las muertes por covid-19.

-Data Clave: ¿Qué cantidad de camas de terapia intensiva hay en este momento?

- Dr. Martín Deheza: Tanto en CABA como en provincia de Buenos Aires están ocupadas con patología covid-19 casi en un 90%. Es cierto que estamos en un riesgo inminente de colapso. Los sectores público y privado están muy parejos, tanto es así que ahora el sector privado está más saturado que el público. Eso no quiere decir nada porque capaz la semana que viene están los dos saturados o cambia. Estamos viendo que las camas del sector público de terapia intensiva en CABA están bastante completas y se debe también a que hay una mayor presencia de pacientes que vienen de provincia de Buenos Aires.

- DC: ¿Qué sucede con las otras patologías?

- MD: Las otras patologías han disminuido mucho. La gente ya no se opera, demoran las consultas porque saben que no van a encontrar camas, que tienen altísimo riesgo de contagiarse y aumenta la mortalidad. La gente no quiere asistir a los centros de salud, porque contagiarse es una realidad.

-DC: ¿Cuántas camas se destinan a pacientes con covid-19 y de otras patologías?

-MD: El total de camas, tanto de terapia intensiva como de menor complejidad, vulgarmente “de piso”, se divide en dos: camas covid y no covid. Cuando un paciente llega, se los clasifica, se los discrimina, por lo general, se les hace un control para certificar que no sean covid positivo. El hispado es una estrategia que nos da mayor seguridad aunque no es absoluta, se pasan pacientes que terminan siendo covid. Las salas covid ocupan el 70% o más de camas de las instituciones. Queda un 30%, que puede variar, depende de la institución, para no covid.

-DC: ¿Si se llega a ocupar el 100% de las camas covid, se pueden utilizar las camas no covid para atender a los pacientes con esta patología?

- MD: Sí, si se llegasen a ocupar todas las camas covid, avanzaríamos sobre las camas no covid. Ahora, eso a su vez va a tener una repercusión sobre los pacientes no covid. Cada uno va a tratar de manejar las camas según su demanda.

-DC: ¿Cómo está trabajando el personal de salud?

-MD: Tanto en CABA como provincia de Buenos Aires se hizo un enorme esfuerzo, compraron una gran cantidad de respiradores, pusieron una enorme cantidad de camas, pero claro, lo que no pudieron hacer es multiplicar a las personas que iban a manejar esto. Entonces, el sistema se quedó corto en el recurso humano.

-DC: ¿Cuál es la relación médico-paciente?

-MD: Está en un número disminuido, esto quiere decir que un médico tiene que ver mayor cantidad de pacientes. Generalmente, la relación es uno a siete u ocho y hoy en día estamos en una relación de uno a quince. No solamente tienen que ver a más pacientes sino que tienen que trabajar más horas. Es decir, hacen más guardias los médicos por semanas, en vez de dos o tres, hacen cuatro o cinco. Eso hace que el médico tenga un cansancio crónico. Lo mismo pasa con la enfermería. Aumentamos los números de enfermeros, pero disminuye la especialización, no son todos de terapia intensiva.

-DC: El panorama es preocupante…

-MD: Con todas estas variables menor entrenamiento, mayor desconocimiento, mayor horas de trabajo, más cansancio, atender a más pacientes, todo esto lleva a una cosa: a aumentar el error médico, el cual también tiene impacto en la mortalidad del covid. No solamente lo que está matando a la gente es el covid por su patogenocidad, sino que también la gente muere porque se produce mayor error médico y hay una menor atención al paciente. Esto no es punible porque el error profesional no es voluntario y porque es una consecuencia del déficit de recurso humano.

-DC: ¿A qué se refiere con error médico?

-MD: Puede ser aplicarle una medicación en forma demorada a un paciente, o no aplicarla directamente, no darle la dosis justa porque se calibró mal la bomba. Puede pasar que un dispositivo se desconecte mientras estaba viendo a otro paciente o que no haya enfermero o kinesiólogo en ese sector. O que el médico se equivoque, se olvide. Una de las cosas más notoria es que la gente que tiene sus familiares internados está bastante disconforme porque no recibe los informes telefónicamente en tiempo y forma porque muchas veces los médicos se olvidan de llamar. A veces el modo en que se dicen las cosas no es el correcto porque el médico está hace dos días sin dormir e irritable.

-DC: ¿Qué mensaje le gustaría transmitirle a la población?

-MD: Una cosa importante es que no son todos abuelos los que tenemos internados. Cada día tenemos más gente joven intubada y en condiciones de morirse, gente entre los 30 y 50 años. Les pedimos que la población de riesgo se quede protegida, que no se exponga. Un poco lo que dice la carta de SATI indirectamente: pedirle a la población que siga cumpliendo toda la norma para reducir el número de contagios y que las terapias intensivas no queden superpobladas.

-DC: ¿Cree que la vacuna estará disponible en un futuro cercano?

-MD: Esto va a tardar unos cuantos meses. En lo personal pienso que la vacuna no va a salir tan rápido como se cree porque hay muchos interese y dinero en juego y nadie se va a animar a salir primero sin el consenso de muchos.

La reunión con el Presidente

Del encuentro con Fernández participaron el ministro de Salud, Ginés González García; la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti; el secretario de Calidad en Salud, Arnaldo Medina; la directora de Enfermería del Ministerio de Salud, María Donatila Gómez Marquisio; la epidemióloga María Martha Iglesias; la kinesióloga Claudia Mendoza; el médico y miembro de la SATI Arnaldo Dubin; el emergentólogo Alfredo Calixto Ramos; la promotora de salud Rocío Beatriz Domecq; el jefe de Clínica del Hospital Posadas Pablo Díaz Aguiar; la kinesióloga y psicóloga Liliana Coulatti; y la psicóloga y operadora terapéutica Paola Lucero.