Se trata de un codiciado plato en los países asiáticos, ya que quiene los consumen pueden hacer de esa forma ostenación de poder y riqueza.Y aunque e ingrediente principal proviene del comercio ilegal sigue en pleno auge.

Panamá, Brasil y Perú son los principales proveedores de aletas de tiburón entre los países de América Latina, pese a los esfuerzos de las autoridades gubernamentales para combatir este negocio infame.

De todos modos, el negocio sigue adelante. De acuerdo con un informe, del sitio especializado  InSight Crime el comercio ilegal florece debido a la corrupción generalizada, las limitadas capacidades de los organismos de seguridad y la incesante demanda de los mercados de consumo.

Las aletas de tiburón se utilizan para prepar una sopa después de un proceso en que se la seca y se cocina. Se la suele servir en casamientos o fiestas especiales, especialmente en China, que es el principal consumidor.

Los pescadores capturan a los tiburones, les cortan las aletas y los vuelven a tirar al mar. Como no pueden nadar se hunden y mueren ahogados, por lo que se trata de un muerte espantosa, condenada por organismos de defensa de los animales.

Según National Geographic, cada se captruan hasta 73 millones de tiburones, que pertenecen alagunas especies que corren peligro de extinción como los tiburones martillo y los tiburones aletones para prepara la sopa tradicional.

De acuerdo con el informe de Insight Crime, Panamá realizó este mes la mayor incautación de aletas de tiburón de su historia, con 6,79 toneladas cerca de Capira, municipio al suroeste de Ciudad de Panamá. Cinco ciudadanos panameños fueron detenidos, así como una mujer china, que presuntamente financió la iniciativa.

“La incautación de Panamá también se produjo tras el descubrimiento del mayor cargamento de aletas de tiburón ilegales del mundo. En junio de este año, Brasil incautó el mayor cargamento de aletas de tiburón, el cual contenía casi 29 toneladas que fueron acopiadas por dos empresas exportadoras", agrega el sitio.

Esas compañías habían utilizado permisos legales para pescar otras especies con el fin de obtener aletas de tiburón de manera ilegal. Las autoridades ambientales estiman que para dicho cargamento se mataron unos 10.000 tiburones azules y tiburones marrajo de aleta corta.

Los expertos coinciden que puede existir un genuino deseo de tomar medidas contra el comercio de aletas de tiburón, pero los países deben lidiar con aspectos como la corrupción entre sus funcionarios, la falta de capacidad y las grandes ganancias que genera esta actividad.