Definitivamente la vuelta a las clases presenciales y la educación como cuestión estructural tendrán en el año electoral un fuerte protagonismo. La pandemia, la discusión con los gremios, la campaña de la oposición y la coparticipación se entrecruzan y generan roces entre el oficialismo porteño y quienes responden al oficialismo nacional, a seis días de que los chicos vuelvan a las aulas en la Ciudad de Buenos Aires.

La Ciudad avanzará, con un protocolo sanitario para la actividad educativa presencial, sin cerrar escuelas aunque existan contagios. Buscarán positivos asintomáticos entre los docentes a través de un sistema de testeos cada 14 días. Mientras tanto, los legisladores porteños del Frente de Todos siguen planteando la necesidad de obtener mayor información respecto de cómo se respetarán las medidas de higiene y seguridad en las escuelas de las zonas más vulnerables del territorio.

Esta mañana, Larreta volvió a plantarse por la transferencia de fondos coparticipables de la Ciudad a la Provincia, una discusión que nació en 2020 y tiene su correlato en la Corte Suprema de Justicia, donde el jefe de gobierno presentó un recurso exigiendo que se debata la inconstitucionalidad de la normativa aplicada por decreto por el Gobierno de Alberto Fernández. Larreta dijo que el presupuesto educativo no se redujo, pero sí el de infraestructura para escuelas. Y lo atribuyó a la baja de coparticipación.

La declaración de Larreta generó un rechazo entre los legisladores del bloque del Frente de Todos en el parlamento porteño. Leandro Santoro dijo que “los daños producidos por años de caída presupuestaria y desinversión en infraestructura no se pueden ocultar, por más capacidad para decorar las cosas que hayan desarrollado”.

De fondo, la discusión partidaria se impone y parece no estar superada a pocos días del 17 de febrero, donde la vuelta a la presencialidad es indeclinable en la Ciudad y con el aval del ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta.

No solo Santoro cuestionó al jefe de gobierno: las legisladoras Claudia Neira y Lorena Popoik hicieron lo propio desde sus cuentas personales en Twitter. Neira dijo que “Larreta quiere tirarle la pelota de su inacción e ineficiencia al Gobierno Nacional: tuvieron 11 meses para acondicionar las escuelas y siguen poniendo excusas”; mientras que Popoik, que suele expresarse frecuentemente en la arena virtual, dijo que “hace 14 años que gobiernan CABA y cada año el presupuesto es más chico. Para ustedes la educación es marketing y para nosotros es un derecho”.

La crítica entre los diputados del FDT nace desde la idea de que los protocolos diseñados por la Ciudad parten desde la concepción de que pueden aplicarse en todos los colegios por igual, mientras existen fuertes desigualdades entre las comunas que podrían hacer que en distintos casos el virus se propagara con más facilidad.

En Juntos por el Cambio ya organizaron jornadas de aulas abiertas para mostrar a la educación presencial como estandarte y en la Ciudad ven con buenos ojos ser pioneros en la vuelta a clases como bandera política de la “pospandemia” con tinte electoralista.