"Una vez más, nos sentimos olvidados y desplazados por el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires". La frase se obtiene de un comunicado que lleva el sello del Consejo Tango Danza y que apunta directo a las autoridades porteñas. El sector atraviesa una crisis sin precedentes y exigen ser tenidos en cuenta para próximas medidas que busquen sanear la difícil situación económica. 

Se cumplen ya cinco meses del parate absoltuo. El 11 de marzo, días antes del anuncio presidencial que sancionó el aislamiento obligatorio total, los locales de tango cerraron sus puertas y decretaron el cese de actividades hasta nuevo aviso. Los intentos aislados de milongas online que aparecieron dejaron sabor a poco. No fueron lo mismo en términos de convocatoria ni de recaudación.

La cuarentena liquidó a distintos establecimientos que se dedicaban a la explotación de los bailes al compás del dos por cuatro. Hasta el momento cerraron La Aurora, en la zona del Abasto, el Estudio Mario Morales, en San Telmo y DNI Tango, en Almagro. Decenas de profesores y bailarines profesionales quedaron sin trabajo por esos cierres. 

El Festival y Mundial de Tango que se realiza cada año en Buenos Aires estaba, por supuesto, suspendido. Sin embargo, desde el área de cultura del gobierno porteño propusieron, a último momento, hacerlo de manera virtual. Convocaron a una serie de organizaciones tangueras pero sin demasiado éxito. Desde el Consejo Tango Danza CABA calificaron la idea de "improvisada" y se quejaron abiertamente porque no se planteó ningún tipo de remuneración. 

"Pedimos desarrollo de políticas públicas que fomenten el crecimiento del sector", escribieron desde la entidad en el comunicado presentado el último fin de semana. El problema parece ser, además, que algunas de esas políticas ya existen pero no se implementan. 

Desde 2017 existe el programa BA Milonga (Régimen de Concertación para la Actividad Milongas no Oficial), perteneciente a la plataforma de Impulso Cultural y destinado a diseñar e implementar mecanismos de protección, fortalecimiento, fomento y promoción de la actividad en la Ciudad. Este año y en este contexto, el programa se discontinuó. La convocatoria cerró en mayo y el presupuesto para los subsidios había crecido hasta llegar a los 16 millones de pesos, pero aun no hay novedades. 

Los tangueros ya pusieron el grito en el cielo. Y en Argentina el que no llora, no mama, como escribió el gran Enrique Santos Discepolo para el inmortal tango Siglo XX Cambalache.