Mientras se espera para este sábado el anuncio de la conformación del nuevo Gobierno afgano, los talibanes, la nueva fuerza en el poder, anunciaron una victoria que algunos desmentían: la conquista de la provincia de Panjshir, el último foco de resistencia de las fuerzas afganas que se oponen a un nuevo régimen islamista y un paso clave para garantizar el control total del territorito del país.

En paralelo, la comunidad internacional parece ir mostrando su lista de demandas para con el régimen: Rusia anunció que espera una conducta “civilizada” de los talibanes, Qatar reclamó "corredores humanitarios" funcionando en los aeropuertos afganos y mujeres líderes de todo el mundo pidieron respeto para los derechos de mujeres y niñas.

Además, el secretario general de la ONU Antonio Guterres anunció en un comunicado que el próximo lunes 13 encabezará una cumbre mundial para aumentar la ayuda humanitaria a Afganistán de manera urgente, dada la creciente crisis que se vive en el país de Asia Central y que obliga a la mitad de la población a necesitar asistencia para subsistir.

"La provincia de Panjshir cayó; todas las personas o soldados de la resistencia fueron capturados por los combatientes. Amrullah Saleh y Ahmad Massoud huyeron", sostuvieron. Sin embargo Saleh, el vicepresidente primero de Afganistán y uno de los principales dirigentes políticos de la resistencia armada, afirmó que no abandonó el país y que el movimiento de resistencia a los talibanes continúa.

Situada en el noreste de Afganistán, la provincia montañosa de Panjshir era el último bastión de resistencia a los talibanes que retomaron el poder el 15 de agosto.

En paralelo, un vocero de la resistencia, Ali Maisam Nazary, informó que sufrieron nuevos ataques de las fuerzas talibanes durante la noche, pero esquivó confirmar si perdieron el control de la estratégica región al noreste de Kabul.