Mientras continúan las tareas de rescate entre los escombros que quedaron en el lugar donde se derrumbó parte de un edificio en Miami, ayer a la noche demolieron lo que quedaba en pie del complejo de departamentos. 

A 11 días de la tragedia, el temor a un nuevo derrumbe por la fragilidad del edificio y por las condiciones climáticas, precipitaron la demolición programada. Se utilizaron pequeñas detonaciones colocadas estratégicamente, utilizando una técnica conocida como “derribo energético”.

Cabe señalar que lo que quedaba de las Champlain Towers South había obstaculizado durante días los enormes esfuerzos de búsqueda y rescate de las autoridades, que hasta habían tenido que frenar las tareas durante 15 horas.

En un principio se pensó que la demolición tardaría semanas, hasta que las previsiones, cada vez más urgentes, indicaron que la tormenta tropical Elsa podría azotar la zona con fuertes vientos y lluvias torrenciales.

A los funcionarios les preocupaba que los violentos vientos derrumbaran el edificio restante sobre la pila de escombros, enterrando aún más a los posibles sobrevivientes y cuerpos. Por este motivo, a las 22:30 del domingo, hora de Miami, un equipo de emergencia activó cargas estratégicamente colocadas y derribó la estructura.

El plan de demolición usó pequeñas detonaciones colocadas estratégicamente, utilizando una técnica conocida como “derribo energético” que también se basa en la fuerza de la gravedad para tumbar el edificio. El procedimiento hizo que el edificio se derrumbe en su lugar, conteniendo el colapso a los alrededores inmediatos.

La alcaldesa del condado de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, explicó que espera que las tareas se reanuden tan pronto como sea seguro. Los bomberos inspeccionarán entonces las partes del lugar que antes eran inaccesibles, dijo.

Derribar este edificio de forma controlada es fundamental para ampliar el alcance de las labores de búsqueda y rescate y permitirnos explorar la zona más cercana al edificio”, decía Levine Cava antes de la demolición en una conferencia de prensa el domingo.

La inestabilidad del complejo y su destrucción fueron los últimos desafíos para una búsqueda que ya se había complicado por las tormentas de lluvia, los rayos y los incendios. El personal de emergencia interrumpió sus operaciones el sábado y el domingo mientras se preparaba el lugar para la demolición. Desde las horas posteriores al derrumbe, no se ha encontrado a nadie con vida. Hasta el domingo por la noche, se había confirmado la muerte de 24 personas y 121 estaban desaparecidas.

Elsa, que se debilitó como huracán durante el fin de semana y se pronosticó que golpearía Florida a finales del lunes y hasta el martes, podría obligar a otra suspensión de las tareas de búsqueda, dijo la alcaldesa.