Pocos días atrás se celebró el 38º aniversario del regreso de la democracia a nuestro país. En tal sentido, es importante comenzar este análisis advirtiendo que aún con los desafíos que señalaremos a continuación, el hecho de haber podido sostener el ideal democrático durante casi cuatro décadas, de forma continua, es un mérito que debemos reconocernos.

Sin embargo, este aniversario implica también una oportunidad para detener nuestra dinámica política unos instantes y advertir lo que aún tenemos como pendiente.

A modo de ejemplo, cabe referir al último informe de Transparencia Fiscal Municipal de la Provincia de Buenos Aires, elaborado por la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), que aborda los niveles de visibilidad y disponibilidad de los presupuestos y de su ejecución. En la publicación de noviembre se encuentran representados de forma acabada varios de los desafíos que aún tenemos por delante para que la palabra democracia adquiera la robustez que le es propia cuando se combina con la palabra república.

Ya advirtiera el politólogo argentino Guillermo O´Donnel que el sistema democrático en nuestro país no puede comprenderse sin ciertas adjetivaciones que le son propias y que permiten su comprensión real, más allá de la mera lectura de nuestra constitución. O´Donnel llamó “delegativa” a esta democracia que tiene como una de sus características centrales, la baja o nula permeabilidad de los diferentes niveles de gobierno al control por parte de la ciudadanía y de los otros poderes públicos.

Justamente esto es lo que se deduce de la lectura del informe mencionado. Tal como el mismo indica, “el fácil acceso web del ciudadano a la información presupuestaria, económico financiera y de comportamiento fiscal municipal, constituye no sólo una política de transparencia que deben darse los Estados locales, sino un insumo fundamental para la toma de decisiones de sus poblaciones en el marco de la democracia representativa”. Sin embargo, frente a esto, más del 61% de los 135 municipios de la Provincia de Buenos Aires tienen un índice de transparencia y visibilidad bajo o nulo, mientras que solo 31 casos alcanzan un nivel alto.

Entre los municipios peor calificados por el índice observamos una amplia variedad, con dirigencias de diversos partidos políticos y un amplio rango presupuestario. La Plata, Costa, Lomas de Zamora, San Fernando, San Miguel, Escobar, General Paz, San Isidro, Adolfo Alsina, General Alvear, Hurlingham, Marcos Paz, Merlo y Ramallo, entre otros, se encuentran en situación de nulo cumplimiento, no publicando vía web la información económica financiera del ejercicio en curso y en ningún caso el presupuesto vigente.

Mientras se escribía esta nota, en la Cámara de Diputados de la Nación, de forma concomitante, se discutía el presupuesto 2022, con una premura que no se condice con la importancia de lo que se suele llamar “La Ley de Leyes”, en referencia a que es justamente a través de este instrumento jurídico que se establece la asignación de recursos para las diferentes políticas públicas del Estado. Este tratamiento por momentos carente de la debida participación y debate, combinado con las facultades excepcionales que mediante delegaciones y artilugios econométricos utilizan los diferentes gobiernos para vaciar de poder a la Ley de Presupuesto, da cuenta de un ejercicio de control viciado por parte del Parlamento sobre el Poder Ejecutivo. Dinámica que de algún modo refleja lo señalado por el informe de ASAP para los municipios bonaerenses y que da cuenta de esa democracia delegativa que mencionábamos anteriormente.

Dicen por ahí que los refranes son acervos culturales que permiten condensar conocimiento de una forma fácil de memorizar y transmitir. Vale decir, en tal sentido, que siempre para bailar el tango hacen falta dos. Quizá, como homenaje a uno de los hombres que mejor ha podido analizar nuestra democracia incipiente, valga recordar también el concepto de “ciudadanías de baja intensidad” de O´Donnel y advertir que la contracara de esos poderes públicos aversos a la transparencia y los controles es un ejercicio limitado de esos derechos ciudadanos que, como soberanos que somos, nuestra constitución nos confiere y que rara vez ejercemos en su verdadera plenitud.