El acuerdo con los bonistas es una buena noticia pero lo es, esencialmente, porque se evita una verdadera tragedia que hubiera sido caer definitivamente en default. No quiere decir que con este acuerdo se haya solucionado ninguno de los tantos problemas que tiene el país. Lo que se logro es no agregar un problema más.

El acuerdo con los bonistas solo puede quitar presión sobre el dólar en el muy corto plazo pero el gobierno seguirá financiando el grueso de su gasto con emisión monetaria y eso seguirá siendo nafta para el dólar y para la inflación. Una de las cosas interesantes del acuerdo es que finalmente el gobierno deberá ser más claro en el plan que va a implementar.

La gesta de la lucha contra los acreedores ya queda en el pasado. Esa lucha terminó. Se estiró todo lo que se pudo como argumento de batalla pero finalmente se llegó a un acuerdo que no es ninguna maravilla.

En esencia, lo que se consigue es que el gobierno pueda patear la mayoría de los pagos para el 2024. Pero, si el gobierno quiere que esto tenga algún sentido, deberá proponer algunas medidas que son anti populares y antipáticas. Si no instala estas medidas, básicamente en el 2024, vamos a tener que renegociar una deuda que tampoco se podrá pagar.

Podríamos decir, con bastante precisión, que los gobiernos argentinos en los últimos 70 años han elegido una combinación de las siguientes recetas:

Endeudarse para después defaultear

Estafar a los jubilados

Cobrarle retenciones al sector privado (un impuesto totalmente arbitrario)

Vender activos del estado para seguir gastando

Devaluar al peso a través de la emisión monetaria

En la medida en que no cambien esos cinco factores comunes y se propongan condiciones que hagan posible y viable el desarrollo del sector privado, vamos a seguir atrapados en el mismo juego en  el que estamos hace décadas. Y la vida se nos va.

En definitiva los políticos siempre buscan medidas cortoplacistas para estimular la demanda que siempre es el camino artificial y efímero. Lo que Argentina necesita de una vez y para siempre es estimular la oferta, permitir condiciones para invertir con objetivos de mediano y largo plazo. En palabras simples, se necesita que terminen de cambiar las reglas de juego todos los días porque así no se puede construir.