Después de las elecciones de medio término, existe un acercamiento al FMI y la voluntad de presentar un programa económico plurianual en el Congreso durante el mes próximo con el objetivo de avanzar en las negociaciones. Claro está que las exigencias del organismo vendrán por la búsqueda de un sendero de convergencia fiscal y un mínimo de acumulación de reservas en el BCRA (para poder afrontar los vencimientos de deuda en moneda extranjera).

Este último punto significa la ausencia de intervención o el mero corrimiento por parte de la autoridad monetaria del mercado de cambios, tanto oficial como de los dólares alternativos. En efecto, con respecto a estos dos puntos, ya comenzamos a ver que el BCRA dejó de intervenir en el mercado de los dólares alternativos para mantener la cotización debajo de los $185 y, en materia fiscal, se empezó a diseñar la segmentación de tarifas de servicios públicos (para bajar la presión sobre la partida subsidios económicos durante el 2022).

Por una parte, Edenor y Edesur deberán tener los datos actualizados de sus clientes. Y este es un paso importante para segmentar tarifas y bajar los subsidios al consumo residencial. Considerando las cifras que informa el Ministerio de Economía, los subsidios a las empresas de servicios públicos en los primeros 9 meses del 2021 se incrementaron casi 90% (en términos nominales), respecto al mismo período de 2020.

De esta forma, dicha partida (subsidios económicos) se perfila a superar los 1,3 billones de pesos a lo largo del 2021. Estamos hablando de un 3% del PBI y, de ese total, los subsidios a la energía puntualmente equivalen al 2,1% del PBI. Son estos los que tendrán la mayor reducción en 2022. Eventualmente, y según el Presupuesto 2022, bajarían a solo 1,5% del PBI a partir de la segmentación tarifaria.

Por otra parte, en materia cambiaria (post elecciones se ratificó la voluntad de cerrar un acuerdo con el FMI), el BCRA se corrió del mercado de los dólares alternativos (dejando de tener un goteo), en los que venía usando cerca de u$s30 millones diarios para mantener la cotización del dólar mep y contado con liquidación por debajo de los $185. Según la estrategia actual, se buscará solo intervenir en el dólar oficial y mantener el esquema de micro devaluaciones (crawling peg) corriendo al 1% mensual hasta que se logre el acuerdo con el FMI y esto permita un anclaje de las expectativas de devaluación.

Lo cierto es que desde octubre de 2020 el BCRA interviene en el mercado de los dólares alternativos y vendió más de u$s350 millones para contener la brecha cambiaria. Entre octubre de 2020 y noviembre de 2021, se destinaron u$s2.776 millones para intervenir en el mercado de los dólares alternativos (un ritmo de casi u$s200 millones mensuales en promedio). Mientras que, y como contracara a esta situación, las reservas netas en el BCRA (sin incluir Swap de monedas con China, encajes bancarios, depósitos del Gobierno y préstamos con organismo internacionales) son de u$s3.510 millones aproximadamente al 12 del corriente.

En pocas palabras, es muy escaso el poder de fuego del BCRA para contener una corrida cambiaria y el riesgo es que si la negociación con el FMI se frena en algún momento es muy poco con lo que se cuenta para actuar.

La Argentina acumula una larga tradición de déficits fiscales que actualmente se aceleraron por lo que claramente una devaluación del tipo de cambio no es la solución. Entre diciembre de 2019 y noviembre de 2021, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) creció 91%, el dólar oficial lo hizo un 67% y las tarifas de luz y gas que pagan los consumidores residenciales crecieron al 11%. Con limitado acceso al crédito, estos desequilibrios se financian con emisión monetaria.

El excedente de dinero en poder de la gente que genera la emisión presiona sobre los precios. No es casual que el dinero en poder del público (efectivo, cuentas corrientes, cajas de ahorro y plazos fijos) viene creciendo a razón de 50% anual, nivel similar a la inflación. Este exceso de pesos en poder del público es el que también presiona sobre el dólar paralelo. Devaluar el dólar oficial manteniendo las tarifas congeladas aumentará los subsidios. Como los subsidios se financian con emisión, aumentarán las presiones sobre la inflación. Por lo tanto, el valor del dólar se seguirá retrasando a pesar de la devaluación. Así, la devaluación, en lugar de corregir el atraso del dólar, acelerará la inflación restableciendo el atraso. Por eso, la prioridad no pasa por el dólar sino por disminuir el déficit fiscal.

En síntesis, si bien es una señal positiva lo que se está haciendo para lograr un acuerdo con el FMI, no hay mucho margen para sostener el plano cambiario con tan poco nivel de reservas de libre disponibilidad. Es necesario continuar en la misma senda y acelerar las negociaciones dado que de lo contrario es probable que el drenaje en las reservas del BCRA continúe por el efecto de la brecha cambiaria en las expectativas de exportadores e importadores.

Sin dejar de considerar que hay que “pasar el verano” ya que pasado diciembre la demanda de pesos cae y toma fuerza la dolarización de ahorros. De no existir un avance significativo en la negociación, el riesgo devaluatorio será mayor. Abordar las urgencias alcanza para no seguir profundizando la crisis económica y política, pero impera un ordenamiento integral del Estado para no continuar en un espiral continuo que a futuro nos lleve a otra crisis. Esto último es muchísimo más complejo que reducir los subsidios económicos y demanda una visión estratégica.