Los latinoamericanos tienen grandes oportunidades para proteger sus ahorros con inversiones inteligentes en un país con una economía estable y prolífera, como lo es Estados Unidos. No obstante, lo que nunca hay que perder de vista es la gran variedad de factores que implica una elección tan importante como es en qué invertir el capital.

Hay ciertos aspectos que juegan un rol fundamental para el inversor, como el horizonte temporal, es decir, cuánto tiempo está dispuesto a poner su capital en riesgo; qué tipo de riesgos financieros estará asumiendo y cuáles son los objetivos puntuales con la inversión.

Invertir en bonos implica prestar dinero a la empresa o entidad, con una ganancia periódica por intereses, hasta la devolución del préstamo. Estas inversiones no requieren de una participación activa del inversor, el rendimiento se efectúa con pagos estables y dividendos, por lo que implican un bajo riesgo para el acreedor. Sin embargo, este formato de inversión está sujeto a las tasas de interés y la capacidad de pago del emisor del bono. Es una inversión no tangible, altamente expuesta a las fluctuaciones del mercado y de la industria de la entidad emisora.

Por su parte, la inversión en bienes raíces es tangible, administrada totalmente por su propietario, quien toma las decisiones. Ofrece ingresos fijos por alquileres que pueden cubrir los gastos de mantenimiento e hipoteca, facilitando la inversión. Además, se suma la apreciación y revalorización del inmueble, en especial, en zonas de alta demanda de viviendas, locales u oficinas, como lo es el estado de Florida, con un mercado inmobiliario en crecimiento estable en los últimos años.

Otra opción interesante que ofrece este mercado es el formato de inversión en pozo, que consiste en adquirir un “pozo”, es decir, una obra en proceso o parte de ella. De esta forma, el inversor obtiene una gran revalorización de la propiedad cuando la obra finaliza y puede vender o alquilar.

La inversión en bienes raíces tiene una ventaja diferencial por sobre los bonos, ya que cuenta con un apalancamiento privilegiado, mientras que no existen opciones de financiación para la inversión en bonos. Los inversionistas pueden acceder a créditos hipotecarios con mínimos requisitos a través de los bancos estadounidenses tradicionales, como es el caso de los créditos DSCR, que no requieren verificación de ingresos.

Otro punto a considerar a la hora de invertir son las posibilidades de diversificación de la cartera de inversiones. La diversificación del capital es la mejor manera de invertir porque permite reducir el riesgo. Para aquellos que invierten en inmuebles, existe un amplio abanico de posibilidades para diversificar y mitigar riesgos en áreas de mayor diversidad. El inversor puede adquirir inmuebles comerciales de todo tipo de mercados, oficinas, viviendas y hotelería, entre otros.

En el caso de los bonos, es posible tomar deuda de diferentes tipos de entidades, empresas, organizaciones o bonos gubernamentales. Sin embargo, el impacto de las condiciones económicas y las tasas será similar en todos ellos, por lo que implica un riesgo mayor que la diversificación en el mercado inmobiliario. Ya sea en bonos o en real estate, lo importante es invertir siempre con asesoría de expertos e información de calidad sobre el mercado elegido.