La inflación de CABA de enero (7,3%) encendió las alarmas. Si bien fue grande la divergencia con el IPC Nacional en los últimos meses, la tendencia es la misma. La inflación volvió a acelerarse en enero y esperamos que esté entre 5,5% y 6%.

El Gobierno busca prorrogar hasta junio el plan Precios Justos (termina el 28 de febrero), donde intentará sumar más rubros y mantener un aumento de 3% mensual. El problema es que las empresas aseguran que sus costos internos de producción aumentan a un ritmo mayor (6% mensual), lo que haría inviable el acuerdo.

Es muy difícil pensar en una inflación en baja sin una política fiscal sana. La historia económica argentina nos da claras muestras que siempre que el déficit fiscal fue importante, la inflación fue elevada. Esto ocurre porque la Argentina no tiene financiamiento exterior, ergo los déficits se financian con emisiones de dinero por parte del BCRA.

Con toda la emisión que el BCRA viene realizando con los dólar soja y las intervenciones en el mercado de deuda en pesos, los precios actuales nos parecen una buena oportunidad para dolarizarse, aunque en el corto plazo los dólares financieros pueden seguir controlados por la intervención del Gobierno.

Cuando miramos al dólar ajustado por inflación, también lo vemos barato en relación a los valores que cotizó desde el comienzo del mandato de Fernández.

En enero el BCRA vendió USD 192 millones en el mercado de cambios y en lo que va de febrero lleva vendidos más de USD 240 millones. Sumado a los USD 1.000 millones que está usando para recomprar deuda y teniendo en cuenta que los dólares de la cosecha no van a llegar hasta el segundo trimestre, hace muy difícil el cumplimiento de la meta con el FMI, que es de USD 7.825 millones (actualmente las reservas son menos de USD 5.000 millones).

Afectada tanto por la sequía como por el dólar soja, la liquidación de granos el mes pasado fue de USD 928 millones, el peor resultado desde febrero 2020 y una caída del 62% respecto al mismo mes del año pasado.

En los últimos días el Banco Central aumentó el ritmo de devaluación del mayorista a 6% mensual en lo que va del mes. Teniendo en cuenta la aceleración de la inflación de este mes, no hay que descartar que continúe con este ritmo para evitar que se aprecie el tipo de cambio real multilateral. Si lo hace, los bonos dollar linked podrían beneficiarse.

Sí analizamos por precios relativos, el Dólar Oficial debería cotizar 27% por encima de los precios actuales. Ese es el salto discreto máximo que esperamos para el dólar oficial. Ahora con los ingresos de organismos internacionales y las medidas para evitar la pérdida de reservas, es una posibilidad que se diluye.

También vemos una diferencia considerable en la tasa del contrato de dólar futuro de diciembre de este año, lo que indica que el mercado está comenzando a pricear una devaluación apenas asuma la próxima administración.

Juntos por el Cambio lanzó un comunicado en el que, entre otras cosas, repudian la emisión de instrumentos dollar linked para financiar al Estado. No tuvo ningún impacto en el mercado, pero de continuar con este tipo de mensajes, podría dificultar el rollover de la deuda.

Si nos fijamos en la relación entre el Merval en dólares (medido al CCL) y el riesgo país, en el último mes y medio los activos cotizan en un nivel no antes visto. Para estos niveles del riesgo país, el Merval en dólares debería cotizar en 470 puntos (hoy en 690). No creemos que caiga hasta esos niveles, pero teniendo en cuenta la fuerte suba que tuvo en el último mes, podría haber una corrección o dejar de crecer en dólares, con lo cual perdería en términos reales.

En 2023 la economía local va a crecer entre 1% y 2%. Massa está dispuesto a enfriarla vía menos importaciones, a cambio de dilatar una devaluación fuerte y bajar la inflación.

En enero la economía estadounidense añadió 517.000 empleos. El dato fue mucho más alto de lo previsto (185.000). Esto causó que si bien post reunión de la FED las tasas implícitas bajaron, se dispararon luego del dato de empleo, a un nivel muy superior al comienzo del año.

El consenso actual es que habrá subas de tasa de 25 puntos básicos en las reuniones de marzo y mayo, y probablemente la mantenga en el nivel de 5%-5,25% hasta fin de año, cuando recortaría 25 puntos básicos. Es difícil pensar que hayan más aumentos porque la inflación está cayendo rápido: el último semestre y trimestre anualizado arrojan 1,89% y 2,4%, respectivamente. El problema está en que la núcleo semestral y trimestral anualizada es de 4,55% y 3,12%, respectivamente.

Con las tasas norteamericanas próximas a dejar de subir, la inversión en mercados emergentes se torna atractiva. En el caso de la Argentina, los bonos en dólares no lucen viables en el largo plazo por la situación fiscal, pero en el corto plazo, la combinación de elevada TIR y que no hay vencimientos fuertes hasta bien entrado el próximo gobierno, los convierten en atractivos para sobrevolar la bola de vencimientos en pesos.

En los últimos días hubo una fuerte corrección en los bonos en dólares, que se cortó cuando Rubinstein anunció que el Gobierno iba a recomprar unos USD 2.000 millones. Creemos que puede ser bueno aprovechar las bajas recientes ya que los bonos pueden seguir subiendo, beneficiándose de un trade electoral, para el caso de que las encuestas señalen de que la oposición le va a ganar con claridad al oficialismo, así como si parte de los inversores de bonos en pesos se refugian en estos títulos frente a la incertidumbre en ese mercado.

El hecho de que la inflación norteamericana esté bajando, permitirá que el S&P y el Nasdaq comiencen a recuperar parte de lo perdido en 2022; y la posibilidad de que la brecha cambiaria aumente porque las incertidumbres política y financiera podría ser aún más profunda a partir del segundo semestre, hacen que los Cedears vuelvan a ser una excelente alternativa a los dólares financieros.

A la hora de pensar en invertir pesos, con el diario de hoy, el 2023 termina en mayo/junio. Hay que monitorear las decisiones monetarias que toma el Gobierno para analizar si extendemos la duration de nuestras inversiones. Creemos que en todo 2023 habrá cumplimiento, sin embargo lo más sano es colocar corto e ir decidiendo sobre la conveniencia o no de renovar.

Las altas tasas de las letras a tasa fija (TEA promedio 111%) hacen que el rendimiento sea mucho mejor que el de un plazo fijo mayorista (TEA 91%), y son positivas en términos reales.

Los bonos CER cortos también tienen un rendimiento real positivo, pero en base a nuestras proyecciones de inflación, nos parecen caros respecto a las letras a tasa fija.

Con el financiamiento en dólares que está consiguiendo el Gobierno (acuerdo con Brasil + organismos multilaterales), y algún futuro dólar soja u otros tipos de cambio diferenciales más las restricciones a las importaciones, creemos que el Gobierno no va a realizar un salto discreto este año. Teniendo en cuenta esto y en base a las proyecciones de aumento del mayorista para este año, los bonos dollar linked también lucen caros.

Tampoco prevemos incorporar Dólar Futuro en nuestros FCIs ya que hacerlo implica pérdidas entre 1 y 2 puntos mensuales. Para quien quiera cubrirse, tiene que contemplar que la tasa implícita para el vencimiento de marzo es de 6,5% mensual, y pueden usar como garantía las cuotapartes de los Fondos Adcap Wise Capital Growth, MultiStrategy o Saving.

Con el rally alcista actual, las acciones locales superan ampliamente el avance de la inflación. Creemos que en cualquier momento va a venir una toma de ganancias que nos va a otorgar un mejor punto de entrada.

A la hora de descontar cheques de terceros, al banco no hay con que darle. Lo mismo si tenemos a disposición una línea subsidiada. Pero cuando carecemos de esto, continúa siendo ventajoso endeudarse a través del mercado de capitales, ya que mientras los bancos prestan al 86% anual, a través de una SGR obtenemos financiamiento al 68% anual a 90 días.