Finalmente, la reducción sostenida de la tasa de interés por parte del BCRA parece haber encontrado correlato en una corrida contra los dólares paralelos, que cierran la semana con subas del 14% promedio y con una brecha que roza nuevamente el 40% respecto al dólar oficial. Como mencionamos la semana pasada, este podría ser uno de los objetivos, entre otros, buscados por el BCRA para mejorar la ecuación de los exportadores por el 20% de lo liquidado al dólar CCL ante la decisión de no devaluar. En total, el dólar exportador aumentó poco más de 4% en una semana y, con una inflación que seguiría desacelerando, podría significar cierto freno en la dinámica de atraso de los últimos meses.

No obstante, surgen algunas dudas de cara al futuro. La primera es si esta corrección de los dólares paralelos tendrá efecto sobre precios o si, como hasta el momento, la caída de la actividad seguirá actuando como un límite para las remarcaciones afectando márgenes de rentabilidad. Tendemos a pensar que, al menos en el corto plazo, el segundo factor será el más relevante, pero aun así podría imponerle un freno a la baja.

El segundo aspecto a tener en cuenta es si la mejora del dólar exportador será lo suficientemente relevante como para acelerar la liquidación de la cosecha que, a todas luces, viene demorada en el MULC. En lo que va de mayo el BCRA compró divisas a razón de USD 143 M por día, un monto menor al comprado en marzo y abril. Incluso en las últimas dos jornadas las compras se redujeron a apenas USD 59 M cada día. La apuesta oficial de apelar a la liquidación del agro ante la necesidad de dólares para la compra de insumos y saldar malas cosechas previas no parece estar teniendo éxito. Expectativas de una corrección del dólar oficial ante el atraso acelerado de los últimos meses y la suba de los precios de la soja en Chicago (pasando de una posición vendida a una comprada) dan incentivo a quedarse en silobolsas y no vender. Mientras tanto un aumento de los préstamos en dólares parecería estar cubriendo la diferencia: en el último mes crecieron 16%. Todo este panorama podría revertirse pronto en la medida en que el precio de la soja suba. Si no ocurriera, no hay que descartar algún aliciente de precio (¿dólar soja III?) porque la liquidación de la cosecha gruesa es prioridad.

Aunque no como motivo principal, la suba de los dólares paralelos, en algún grado, también responde a cierta inestabilidad del lado político, a partir de la demora en la aprobación de la ley bases y de rumores de cambios en el gabinete. Esto como parte de un combo, en el cual el Gobierno que no termina de dejar claro cuál es el rumbo de la política económica, más allá de la premisa de equilibrar las cuentas públicas. Tal es la incertidumbre que, si bien el ministro Caputo aclara persistentemente que el levantamiento del cepo se daría hacia finales de año después de acumular un mayor stock de reservas (para defender la paridad), la agresiva baja de tasas y la consecuente licuación de los stocks en pesos podría tener la intención de habilitar una apertura más inmediata de las restricciones. Con la corrida, los dólares paralelos llegaron a niveles comparables a los que convalidaron hace dos semanas los bancos en la licitación de bopreales para dar salida a los dividendos acumulados. Este podría ser entendido como un valor de referencia para el Gobierno. Los rumores de la llegada de F. Sturzenegger al gabinete, impulsor de la desregulación, hacen pensar que el levantamiento del cepo gana probabilidades de ocurrencia.

Por lo pronto el riesgo país, que había frenado la caída de los primeros meses hace ya unas semanas, volvió escalar, superando los 1.400 pb. Así, luego de meses de optimismo a partir de las señales del nuevo gobierno, que se reflejaron en una caída de poco más de 1.300 pb después del ballotage de noviembre, ahora parece haber reparos respecto del soporte y la consistencia del programa.